martes, 11 de marzo de 2014

"DEBORAS" MUJERES DE FE



“Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.” (Jueces 4:9).

INTRODUCCION

Débora era una mujer extraordinaria, una mujer de fe, profundamente impresionada con la humillante condición del pueblo de Dios. Ella se dio cuenta que era una vergüenza para los líderes de Israel, que Dios debía confiar un cargo de actividad pública a una mujer en medio de ellos. Ella le dijo a Barac:“Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara.” Pero en todo su ejercicio de autoridad para Dios, para confusión de este pueblo afeminado entregado al pecado, Débora mantiene, en circunstancias que podrían haber representado una gran trampa para ella, el lugar asignado por Dios en Su Palabra a la mujer. De otra forma, no haría sido una mujer de fe.

¿QUIEN ERA?
Débora (abeja) vivió durante el periodo de los jueces de 1050 – 1000 AC en el monte de Efraín, entre Rama y Betel. Ella era una profetisa y gobernante, esposa de Lapidot (antorchas). La palabra hebrea para profeta es nebiah, un vocero o transmisor de la Palabra de Dios a otros; en el caso de una mujer, ella podía tener un ministerio propio y debía estar casada con un profeta (“Y me llegué a la profetisa, la cual concibió, y dio a luz un hijo” Isaías 8:3)

Ella fue la quinta juez de Israel. Se llama a sí misma madre (“Hasta que yo Débora me levanté, Me levanté como madre en Israel.” Jueces 5:7); como la Biblia no tiene registro alguno de sus hijos, esto puede significar dos cosas:

1. Tenía hijos pero sus identidades no tienen importancia dentro de la historia que se relata en el capítulo 4 de Jueces, por lo tanto sus nombres fueron omitidos.

2. No tenía hijos, pero era considerada la madre espiritual de la nación.


¿QUE HACIA UN JUEZ?
1o.- Decidían sobre casos difíciles para la gente.

a) Bajo Moisés se estableció un sistema judicial por consejo de Jetro, suegro de Moisés, para asistirlo en solucionar disputas en nombre de Dios. Éxodo 18:21-22, 25-26.
- "jueces y oficiales " eran designados para cada ciudad (Deuteronomio 16:18).
- Un juez con sacerdotes como asesores juzgaban casos más importantes (Deuteronomio 17:8-13).
b) Un juez tenía jurisdicción sobre la nación entera de Israel, algunos juzgaban dese una ubicación fija y otros desde un circuito (Jueces 4:5; 1Samuel 7:16,17).
c) Un juez era levantado por Dios para ese oficio (Jueces 2:16).

2o.- Trataban de mantener a la nación lejos de la idolatría (Éxodo 18:20; Jueces 2:17).
a) Enseñaban a la gente la palabra de Dios (Éxodo 18:20; Jueces 2:17; 1Samuel 12:23).
b) Oraban por el pueblo (Deuteronomio 9:18-20,25-29; Deuteronomio 10:10; 1Samuel 12:23).

3o.- Guiaban al pueblo en guerra contra los enemigos.

LAS MUJERES COMO LIDERES ESPIRITUALES.
Es de particular interés para algunos el hecho de que Débora era una profetisa. ¿El que ella tuviera el don de profecía de alguna forma cambia las reglas, como algunos sugieren? El término profeta (o profetas) aparece en la Biblia 490 veces. El término profetisa aparece nueve veces, dos de ellas refiriéndose a falsas profetisas. Esto representa un gran contraste con el gran número de hombres que fueron profetas. Las mujeres profetisas eran comparativamente raras, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

María, la hermana de Moisés era una profetisa (Éxodo 15:20), pero parece que su ministerio era con las mujeres. Nunca aparece guiando a hombres excepto, quizás, cuando equivocadamente lidero la rebelión contra Moisés, (Números 12:1-16). Ella participó tanto en la composición como la interpretación del Cántico de Moisés y María, el cual los israelitas cantaron después de que Dios los libró de los egipcios a través del Mar Rojo (Éxodo 15:20-21). De manera similar, Débora parece haber escrito el “Cántico de Débora y Barac” registrado en Jueces 5.

En el libro de Hechos, Lucas nos informa que Felipe tenía cuatro hijas que profetizaban, aún así cuando llegó el tiempo para la profecía de que arresto y ataduras (cárcel) esperaban a Pablo si él persistía en ir a Jerusalén, no fue a través de estas mujeres que la profecía fue revelada. Agabo, un profeta de Judea, descendió y lo hizo saber a Pablo (Hechos 21:10) ¿Por qué si estas mujeres eran profetisas y estaban en la escena, Dios trajo a un hombre de Judea? Probablemente porque esta era una tarea que un hombre debía desempeñar (posiblemente estas mujeres hayan profetizado sobre el destino de Pablo, y después Agabo fue enviado a confirmarlo, pero el registro de Lucas al respecto presenta a Agabo como el líder).

Cada vez que una profetisa es identificada en la Biblia, es identificada en relación con un hombre (esposo, padre). Esto demuestra que cuando una mujer profetisa asumía el rol de liderazgo, significaba una muy clara indicación de decadencia espiritual:

“Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de sidra. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes.” Isaías 29:9-10.

Los israelitas tuvieron que buscar a Débora y más tarde a Hulda (2 Reyes 22:12; 2 Crónicas 34:22) a causa del pecado y la decadencia espiritual de Israel. Por el pecado de Su pueblo, Dios se llevó a los profetas, los “ojos” de la gente (recuerden que los profetas eran llamados “videntes”). El pueblo buscó la voluntad de Dios de parte de Débora y Hulda por el pecado y decaimiento espiritual. El hecho de que tuvieran que acudir a una profetisa, en lugar de un profeta, era una reprimenda, no a la profetisa, sino a la nación.

Hay que tener mucha precaución con cualquiera que intente utilizar este pasaje como prueba del liderazgo de la mujer en Israel y en la iglesia. Hay que tener en cuenta que el ministerio de Débora está registrado en el libro de Jueces. Es en Jueces donde leemos "En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.”(Jueces 17:6; 18:1; 19:1; 21:25). El libro de Jueces no presenta un modelo ideal para nosotros a seguir, sino que señala malas conductas que nosotros debemos evitar. Si sostenemos la idea de que Débora es el modelo para todas las mujeres en el ministerio (mujeres que guían hombres), entonces ¿debemos instar a las mujeres a que sigan a Jael? (Jueces 4:17-22) ¿Deberíamos decir a los hombres hoy que sean como Sansón? (Jueces 13-16). Jueces describe a gente real, con defectos muy serios, gente que sin embargo Dios empleó para Sus propósitos. Pero no cometamos el error de asumir que por el hecho de encontrarse en la Biblia, ellos son un ejemplo a seguir en todo lo que hicieron.

La historia de Débora y Barac no representa un principio general que las mujeres deberían guiar a los hombres. Aún así, hay que reconocer que este texto habla de liderazgo. Débora guió a Barac, pero definitivamente hubo límites sobre que tan lejos estaba dispuesta a ir Débora, en relación a lo que Barac deseaba. Ella no lideró el ejército Israelita, lo hizo Barac y ella lo siguió a la batalla, como los demás (Jueces 4:10). Débora le dio a Barac la palabra de ir a la guerra en 4:14, pero solamente estaba repitiendo lo que ya había dicho. Barac debió haber visto que era tiempo de pelear el solo, basado en la palabra que Dios ya había dado. Débora jugó un papel crucial en esta batalla. Operó detrás de bastidores lo más que pudo. La reticencia de Barac a ser líder y su insistencia de que Débora fuera con él son señaladas como debilidad de su parte, por la cual fue reprendido. El hecho de que una mujer tomara la gloria es visto como una reprimenda divina, no un halago.

Débora efectivamente tuvo un rol de liderazgo en este punto de la historia de Israel. Pero esto no es retratado como algo bueno, para ser imitado por las mujeres más adelante. Barac es retratado como un hombre de debilidades, cuya fe fortaleció Dios. Débora si fue líder, pero dentro de ciertos límites. Ella guió pero en una manera que promovió el liderazgo masculino y de esta forma mantenerse ella en un rol subordinado. Débora no buscó tener un rol de liderazgo prominente, de hecho, ella activamente lo evitó. Dejó en claro que Dios había designado a Barac como el líder y que Dios lo estaba comandando a él a liderar.

Débora jugó un rol de liderazgo crucial en esta historia, pero note el resultado de su liderazgo. En el 4:23-24, vemos que esta batalla fue un punto decisivo en la relación entre Israel y los canaanitas, quienes dominaron a los israelitas por 20 años. En la “canción de liberación” en el capítulo 5:2, vemos que a raíz del ministerio de Débora, los líderes asumieron sus roles de liderazgo y los trabajadores los siguieron (no a ella). Débora no buscó modificar la forma en que el liderazgo se suponía debía funcionar, mas bien lo afirmó. Usando su ministerio, Dios designó líderes que guiaron y seguidores que siguieron activamente ofreciéndose voluntariamente para servir. Esa es la forma en la que se supone se debe trabajar. Es la forma en la que se trabajó cuando Débora jugó su rol en la historia de Israel

Barac se convirtió en el líder que se suponía que debía ser, gracias en gran parte al rol que Débora jugó. Muchas veces cuando un hombre se convierte en la clase de líder que Dios quiere que sea, hay una “Débora” cercana a él, quizás fuera de la luz pública, pero muy cercana, detrás de él, alentándolo y fortaleciendo su fe en Dios. Muchos de los grandes testimonios desempeñados por hombres encuentran sus raíces en las acciones piadosas y oraciones de una mujer – una esposa, madre, hija, hermana en la fe.

En aquellos oscuros días de los jueces, los líderes se escondieron y había muy pocos dispuestos a seguir. Parecía que no había nadie para pelear contra el enemigo, los canaanitas. A través del ministerio de una gran mujer, Débora, tanto los líderes como los seguidores emergieron y la batalla fue peleada y ganada. Hoy en día, existe muy poca diferencia con los días de Débora. Hay una gran comisión que cumplir que nos fue encomendada por nuestro Señor Jesucristo. Hay clases de escuela dominical que impartir, nuevos creyentes que discipular, almas perdidas que evangelizar y la lista sigue y sigue. Y aún así, hay muy pocos dispuestos a dar un paso al frente y asumir las posiciones de liderazgo y existen aún mas pocos que están dispuestos a seguirlos. En nuestra iglesia, como en la gran mayoría, hay trabajo que necesita ser hecho y no hay suficientes personas dispuestas a hacerlo. ¿Que te ha llamado Dios a hacer? ¿Te ha llamado a servir? Entonces ofrécete y se un seguidor confiable; ¡haz lo que necesita ser hecho! ¿Estás llamado a liderar? Entonces hazlo, confiando en que Dios trabajará a través de tu debilidad para hacerte fuerte.




BENDICIONES!!!

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