jueves, 25 de junio de 2015

SUPERAR LA ADVERSIDAD



  Llevado, pues, José a Egipto, Potifar, un egipcio oficial del faraón, capitán de la guardia, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. Pero Jehová estaba con José, quien llegó a ser un hombre próspero, y vivía en la casa del egipcio, su amo. Vio su amo que Jehová estaba con él, que Jehová lo hacía prosperar en todas sus empresas.
Génesis 39:1–3

Es muy difícil para nosotros imaginarnos la magnitud de la calamidad que visitó a José al ser vendido por sus hermanos. El relato ocupa apenas unos versículos en la Biblia, pero las consecuencias devastadoras de semejante traición quedan escondidas. De todas maneras, es claro que el golpe debe haber afectado en lo más profundo la vida del joven israelita.
En realidad, no podía ser de otra forma. En el lapso de unas semanas lo perdió todo. Primero su libertad, al ser echado a un pozo. Luego, su dignidad, cuando fue vendido por unas monedas de plata. Al ser puesto en cadenas, perdió también su futuro y la posibilidad de escoger los caminos por los cuales transitaría. Cuando llegó a Egipto, también perdió la cultura y el idioma de su familia. Comprado por Potifar como esclavo, perdió también la posibilidad de pertenecer a una familia. ¿Quién podría sobreponerse a semejante catástrofe? ¿Cómo no hundirse en el pozo más hondo de amargura y depresión, almacenando en el corazón odio y rencor hacia los hermanos?
En el pasaje de hoy, sin embargo, encontramos a un José próspero. Su prosperidad, lo aclara bien el historiador, fue producto del respaldo, la compañía y la presencia de Jehová en su vida. Dios estaba con él. Sabemos bien que el Señor no bendice a los que albergan en su alma pensamientos de odio, rencor y venganza. El salmista pregunta: 
"Jehová, ¿quién habitará en tu Tabernáculo?, ¿quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia; el que habla verdad en su corazón; el que no calumnia con su lengua ni hace mal a su prójimo ni admite reproche alguno contra su vecino" 
(15:1–3)

De manera que resulta claro que José logró sobreponerse a este duro revés que le presentó la vida.
Esta es una de las características que distingue al líder del resto del pueblo. El líder no está libre de dificultades, contratiempos, y dolores; no permite, sin embargo, que estos determinen lo que ocurre en su vida. 
"líderes no son aquellas personas que están libres de la adversidad, sino aquellas que logran superar los escollos de la vida"
La historia está repleta de líderes que vivieron durísimas experiencias personales. Lo que distinguió a estos hombres, sin embargo, es que usaron sus experiencias personales de fracaso y angustia para avanzar hacia cosas mayores. Fueron los escalones sobre los cuales construyeron, más adelante, sus más grandes victorias.
Para pensar:
«Un error es un acontecimiento cuyo pleno beneficio aún no hemos podido cosechar». 

BENDICIONES

miércoles, 24 de junio de 2015

DESACUERDOS MINISTERIALES


 Hubo tal desacuerdo entre ambos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor.
Hechos 15.39–40

¿Cómo podemos explicar esto? Si somos sinceros, la aparente violencia de este incidente nos golpea duro. 
No podemos reconciliarlo con la imagen que tenemos de estos dos siervos de Dios. 
Permítame compartir con usted algunos pensamientos al respecto.

En primer lugar, los que estamos trabajando en equipo con otros, debemos tener presente que donde hay un grupo de personas trabajando en un mismo proyecto, van a surgir diferencias. 
A veces los integrantes del equipo se desaniman por esto. 
Un buen equipo, sin embargo, no es aquel en el cual todos ven las cosas de la misma manera. 
Cuando es así, lo más probable es que el líder se ha rodeado de gente que simplemente aprueba sus propios proyectos. 
Las diferencias de opinión son una de las preciosas manifestaciones de la diversidad que Dios ha puesto en el cuerpo (1 Co 12)
El ministerio se enriquece cuando contempla la perspectiva y la contribución de personas que son enteramente diferentes entre ellas.

En segundo lugar, las diferencias se tienen que manejar espiritualmente. 
Lo que produce daño al cuerpo es que creamos que nuestras diferencias nos dan licencia para atacar al otro y perpetrar contra su persona toda clase de mal. 
Por más acertada que sea la perspectiva propia, Dios jamás nos da licencia para denigrar y humillar a nuestro prójimo, sea o no de la familia. 
"Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia. Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo" (Ef 4.31–32).

En tercer lugar, a veces la única alternativa es la separación. 
No cabe duda de que es una decisión radical para un problema serio. Deben agotarse todos los caminos y todos los medios para llegar a un acuerdo. 
No debemos cesar en nuestro intento de conciliar posiciones, vistiéndonos de la bondad de Cristo; él nos manda a que, "con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás" (Flp 2.3–4 - LBLA)
Habiendo intentado todo esto, sin embargo, a veces la separación es el mejor camino a seguir. 
Pablo y Bernabé, dos gigantes espirituales, optaron por esta solución. Ambos continuaron con ministerios sumamente eficaces. 
¿Siendo nosotros mucho menos que ellos, será realista en nosotros creer que el acuerdo siempre será posible?

Medita en esto:
Note que el pasaje no dice que se dividieron; dice que se separaron. La división produce dos partes debilitadas. La separación produce dos partes capacitadas para seguir adelante. La diferencia la hace la actitud. Cuando los que se separan lo hacen con corazones llenos de amargura, rencor y bronca, puede estar seguro que fue una decisión enteramente carnal. En mi experiencia, el 95% de las separaciones no han sido tal cosa. Han sido divisiones.

BENDICIONES

martes, 9 de junio de 2015

¿Cuál es el significado de la vida?


¿Cuál es el significado de la vida? 
¿Cómo puedo encontrar propósito, realización y satisfacción en la vida? 
¿Tendré el potencial para lograr algo de importancia duradera? 

Mucha gente nunca se ha detenido a considerar cuál es el significado de la vida.

Años más tarde, miran hacia atrás y se preguntan por qué sus relaciones se han desmoronado y por qué se sienten tan vacíos, aún cuando pudieron haber conseguido lo que emprendieron.

A un jugador de béisbol que figuraba en el paseo de la fama del béisbol se le preguntó, qué le hubiera gustado que le dijeran al principio, cuando empezó a jugar el béisbol. 
El replicó, Deseo que alguien me hubiera dicho que cuando alcanzara la cumbre, no encontraría nada ahí. Muchas metas revelan su vacío solamente después de que se han desperdiciado años en su búsqueda. 
En nuestra sociedad humanística, la gente persigue muchos propósitos, pensando que en ellos van a encontrar significado.

Algunas de estas búsquedas incluyen: éxito en los negocios, riquezas, buenas relaciones, sexo, entretenimiento, hacer el bien a otros, etc.

La gente ha testificado que mientras alcanzan sus metas de riquezas, relaciones y placer, todavía hay un profundo vacío interior un sentimiento de un vacío que nada parece llenarlo.

El autor del bíblico libro del Eclesiastés expone este sentimiento cuando dice, ¡Vanidad de vanidades! ¡Vanidad de vanidades! ¡Todo es vanidad!. Este autor tenía riquezas más allá de la medida, sabiduría más que cualquier hombre de su tiempo o del nuestro, mujeres por cientos, palacios y jardines que eran la envidia de los reinos, la mejor comida y el mejor y vino, y poseía cada forma de entretenimiento disponible. 
Hasta cierto punto, dijo que cualquier cosa que deseaba su corazón, el la buscaba. Y todavía, resumía diciendo, la vida debajo del sol (la vida es vivida como que esta fuera todo lo que podemos ver con nuestros ojos y experimentar con nuestros sentidos) ¡es vanidad! ¿Por qué hay tal vacío? 
Porque Dios nos creó para algo más allá de lo que podemos experimentar en el aquí-y-ahora. 

Salomón dijo de Dios, El también ha puesto la eternidad en los corazones de los hombres. Estamos conscientes de que, en nuestros corazones, este aquí-y-ahora no es todo lo que hay. 
En Génesis, el primer libro de la Biblia, encontramos que Dios creó a la humanidad a Su imagen (Génesis 1:26). 

Esto significa que somos mas como Dios que como cualquier otro (cualquier otra forma de vida). 
También encontramos que antes de que la humanidad cayera en pecado y la maldición cayera sobre la tierra, las siguientes cosas fueron verdad: 
1.- Dios hizo al hombre una criatura social (Génesis 2:18-25
2.- Dios dio al hombre trabajo (Génesis 2:15
3.- Dios tuvo compañerismo con el hombre (Génesis 3:8
4.- Dios dio al hombre dominio sobre la tierra (Génesis 1:26).

¿Cuál es la importancia de estos puntos? Yo creo que por cada uno de estos, Dios intentó añadir a nuestro cumplimiento satisfacción en la vida, pero todo esto (especialmente el compañerismo del hombre con Dios) fue perjudicado por la caída del hombre en pecado y la maldición resultante sobre la tierra (Génesis 3). 

En Apocalipsis, el último libro de la Biblia, al final de muchos otros eventos del fin de los tiempos, Dios revela que va a destruir esta tierra y cielo presentes como los conocemos, y conducirnos al estado eterno, al crear un nuevo cielo y una nueva tierra. 
En ese tiempo, El va a restaurar por completo el compañerismo con la humanidad redimida. 
Algunos van a ser juzgados indignos y arrojados en el Lago de Fuego (Apocalipsis 20:11-15). 
Y la maldición del pecado será disipada; no habrá mas pecado, aflicción, enfermedad, muerte, dolor, etc. (Apocalipsis 21:4). 
Y los creyentes heredarán todas las cosas; Dios habitará con ellos, y ellos serán Sus hijos (Apocalipsis 21:7).

De este modo, llegamos a un círculo completo en el que Dios nos creó para tener compañerismo con El; pero el hombre pecó, rompiendo ese compañerismo; Dios restaura ese compañerismo completamente, en el estado eterno, con aquellos considerados dignos por El. 
¡Ahora, ir a través de la vida haciendo nada y todo, solamente para morir separados de Dios por la eternidad, sería peor que vano! Pero Dios ha hecho un camino no solamente para hacer posible la dicha eterna (Lucas 23:43), sino también esta vida satisfactoria y valiosa. 
Ahora, ¿cómo se obtienen esta dicha eterna y este cielo sobre la tierra? EL SENTIDO DE LA VIDA RESTITUIDO POR JESUCRISTO Como hicimos alusión arriba, el verdadero significado tanto ahora como en la eternidad, se encuentra en que uno restaure la relación con Dios que fue perdida en el tiempo de la caída en el pecado de Adán y Eva. 

Hoy, esa relación con Dios es solamente posible a través de Su Hijo, Jesucristo (Hechos 4:12; Juan14:6; Juan 1:12). 
La vida eterna se gana cuando uno se arrepiente de sus pecados (ya no quiere continuar en esto, sino que quiere que Cristo lo cambie y lo haga una nueva persona) y comienza a confiar en Jesucristo como Salvador (vea la pregunta ¿Cuál es el plan de salvación? para obtener mayor información en este tan importante asunto). 
Ahora, el verdadero significado de la vida no se encuentra solamente en tener a Jesús como Salvador (maravilloso como es eso). 
Mas bien, el verdadero significado de la vida se encuentra cuando uno comienza a seguir a Cristo como Su discípulo, aprendiendo de El, pasando tiempo con El en Su Palabra, la Biblia, comunicándose con El en oración, y caminando con El en obediencia a Sus mandatos. 

Si usted es un no creyente (o talvez un nuevo Creyente) es probable que esté diciéndose, ¡Eso no suena muy emocionante o satisfactorio para mí! Pero, por favor lea solamente un poquito más. 

Jesús hizo las siguientes declaraciones: 
-Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 
-Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso   para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga (Mateo 11:28-30). 
-Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10). 
-Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 
-Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará     (Mateo 16:24-25). 
-Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón (Salmos 37:4). 

Todo lo que estos versículos están diciendo es que nosotros tenemos una elección. 
Podemos continuar buscando guiar nuestras propias vidas (con el resultado de vivir una vida vacía) o podemos escoger seguir a Dios y Su voluntad para nuestras vidas con todo nuestro corazón (lo cual resulta en tener una vida vivida por completo, teniendo satisfechos los deseos del corazón, y encontrando contentamiento y satisfacción). 
Esto es así porque nuestro Creador nos ama y desea lo mejor para nosotros (no necesariamente la vida más fácil, sino la mayor satisfacción). 

Al cerrar, quiero compartir una analogía tomada de un pastor amigo. Si usted es un aficionado a los deportes y decide asistir a un juego profesional, puede aflojar unos pocos dólares y obtener un asiento alejado de la acción en las filas superiores del estadio, o puede soltar unos pocos cientos de dólares y estar muy cerca de la acción. 

En la vida Cristiana también es así. 
Observar la obra de Dios de PRIMERA MANO no es para los Cristianos domingueros. 
Ellos no han pagado el precio. 
Observar la obra de Dios de PRIMERA MANO es para los discípulos de Cristo incondicionales, quienes verdaderamente han dejado sus propios deseos, de manera que pueden seguir los propósitos de Dios en la vida. 
¡ELLOS han pagado el precio (completa rendición a Cristo y a Su voluntad); ellos están experimentando la vida a plenitud; y pueden encararse a ellos mismos, y a su Hacedor sin lamentarse! ¿Ha pagado el precio? ¿Está dispuesto a hacerlo? Si es así, usted no va a anhelar sentido o propósito para su vida nuevamente.

BENDICIONES