miércoles, 5 de marzo de 2014

LADO OSCURO DEL MINISTRO

Muchas de las características que nos impulsan en el ministerio pueden ser armas de doble filo.

      ¿Un lado oscuro?
El lado oscuro, aunque suene algo trágico, es en realidad un resultado natural del desarrollo humano. Con "el lado oscuro" nos referimos a los impulsos, compulsiones y disfunciones internas de nuestra personalidad que con frecuencia desconocemos o permanecen sin examinar hasta que experimentamos una conmoción emocional: como cuando surge algún problema importante y nos obliga a buscar un motivo para entender por qué reaccionamos tal cual. Como conforma una parte nuestra, que hasta cierto punto desconocemos y permanece al acecho en las sombras de nuestro yo, la hemos denominado «el lado oscuro» de nuestra personalidad. Sin embargo, a pesar de la imagen mental que genera el término, como veremos, no representa exclusivamente una fuerza negativa en nuestras vidas. En la mayoría de los casos, los factores que a la larga nos debilitan son sombras de aquellos que favorecen el alcance de nuestro éxito.

En realidad se presenta con sigilo. Aun cuando el ataque de estas poderosas emociones, compulsiones y disfunciones sea repentino, nuestra sombra se va formando a lo largo de toda la vida. Como el vinagre y el bicarbonato que se arremolinan juntos lentamente en un recipiente cerrado, poco a poco nuestra personalidad se va mezclando con ejemplos, emociones, expectativas y experiencias que durante el curso de la vida desarrollan esa parte nuestra que crece en las sombras.

Si no nos ocupamos de él, a fin de cuentas, la amalgama explotará con gran fuerza. Existen quienes pueden controlar tales emociones durante un prolongado período de tiempo antes de que finalmente se precipite la explosión. Otros perciben una ansiedad extraña y un fuego inquietante muy profundo de ellos. Al no saber a ciencia cierta qué significa esa sensación, cada tanto liberan un poco de presión en un acto solitario de frustración o encuentran alguna otra vía que les permita liberarse emocionalmente. STop of Formin embargo, otros niegan, ignoran, buscan excusas y a veces, incluso, reprimen esos sentimientos extraños, hasta que el contenedor ya no consigue soportar más, y estalla con un repentino y masivo fracaso moral o sorprende con algún otro comportamiento inesperado, o extraño. Esta negación y represión, junto con la explosión emocional resultante son especialmente frecuentes entre los líderes religiosos que sienten la necesidad constante de asumir el control total de sus vidas para conseguir ser efectivos cuando ministran a los demás.

Independientemente de cuán repentina parezca la explosión, la presión que la provoca se va desarrollando desde la infancia.

Cómo se desarrolla el lado oscuro
Ninguno de nosotros se mantiene inmune. No es que nacemos «sanos», como algunos sugieren, y luego nos vamos contaminando con las influencias culturales y sociológicas a medida que transitamos por la vida. Más bien, todos comenzamos la vida con el mismo bagaje primario, a la espera de utilizarlo, de incorporarlo a nuestras experiencias de vida y, por último, de guardarlo en nuestro lado oscuro. El asunto en cuestión no es si somos o no inmunes a los efectos de esta parte oculta, sino qué causa que los líderes resulten afectados de tan diversas maneras.

¿Qué permite a algunos liderar durante toda su vida relativamente sin dificultades, mientras que otros enfrentan fracasos devastadores? Por ejemplo, Jim Bakker y Bill Hybels han luchado contra el lado oscuro en el ejercicio del liderazgo, pero a su vez han experimentado resultados diametralmente opuestos; uno, un fracaso humillante, el otro, un éxito admirable, aparentemente equilibrado. Aunque cada líder debe luchar contra el orgullo, el egoísmo, el autoengaño y las malas intenciones, ¿qué lleva a algunos líderes a caer de manera tan trágica, mientras que otros consiguen guardar el equilibrio y mantener esas fuerzas primarias en jaque?

Sin duda, gran parte de lo que determina cómo se desarrolla el lado oscuro de un líder y la manera en la que ese líder luchará contra él una vez que se encuentre en el liderazgo proviene de la familia en la que se crió y de sus experiencias en los años que transcurrieron desde la niñez hasta la adolescencia. A medida que nos acercamos a la edad adulta, el lado oscuro comienza a guardar silencio mientras sigue su desarrollo, para luego emerger plenamente en una fecha futura, con frecuencia después de haber alcanzado el liderazgo. Como afirma el autor Robert A. Johnson: «En algún lugar, al principio del camino, probamos uno de los maravillosos frutos del árbol del conocimiento; se produce la separación entre lo bueno y lo malo, y comenzamos el proceso de desarrollo de la sombra; dividimos nuestras vidas». El factor crítico que marcará la manera en que nuestro lado oscuro impactará nuestro liderazgo será la medida con que aprendamos acerca de su desarrollo y entendamos cómo influye en nosotros. Si bien es cierto que cada uno de nosotros desarrolla una sombra o lado oscuro, ¿cuáles son, entonces, los indicadores que nos aseguran su presencia en nuestra vida?

Indicadores de nuestro lado oscuro
Aunque es probable que no seamos conscientes de su presencia, nuestro lado oscuro nos ha impactado a lo largo de nuestra vida. Existen indicadores evidentes que nos ayudarán a identificar las formas únicas en que se ha desarrollado a lo largo de los años, así como la forma específica que ha tomado en nuestra vida. A menudo percibimos estos indicadores en nuestras motivaciones y reconocemos su influencia en nuestro comportamiento, sin embargo, carecemos de la capacidad para descubrir una conexión sólida entre ellos y su origen.

Muchos de nosotros, que estamos en posición de liderazgo, o que aspiramos a ella, hemos sentido en un momento u otro un instinto vago e inexplicable de querer dejar una marca importante con nuestra vida. A veces incluso conseguimos describir lo que nos sentimos obligados a lograr. Sin embargo, nunca llegamos a obtener una descripción completa, y sencillamente continuamos sintiéndonos arrastrados por esta fuerza que no logramos identificar, que nos exige alcanzar un objetivo final, pero no sabemos con exactitud cuál es. Este vago sentido de ambición es un indicador de que nuestro lado oscuro está vivo y en perfectas condiciones. Pero no es el único indicador, existen otros.

Algunos líderes experimentan la profunda necesidad de sentirse aprobados por las personas que están liderando; de saberse aceptados y apreciados. Este no es solamente un deseo común y corriente de agradar a los demás, sino más bien una imperiosa necesidad de obtener aprobación, casi de soporte vital. Este es otro indicador de que el proceso con el que «desarrollamos la sombra» se ha llevado a cabo.

Para otros líderes, puede expresarse en un temor irracional que produce en ellos el sentimiento de que su trabajo no es suficiente, de manera que se ven obligados a trabajar aún con más ahínco y por jornadas más extensas para evitar que el temor irracional se convierta en realidad. Otro síntoma del lado oscuro, para otros líderes, puede ser la necesidad de asumir el control absoluto de todas las circunstancias y actividades. Esta necesidad de controlar, a menudo, se extiende más allá del lugar de trabajo y comienza a formar parte de la vida familiar y de las relaciones, hasta convertirse en una necesidad de controlar a otras personas.

La tendencia hacia el perfeccionismo y muchos otros comportamientos como comer en exceso, el gasto compulsivo, el alcoholismo y el ejercicio desmedido son indicadores que deben ser examinados.

En definitiva, cualquier comportamiento con apariencia de dominarnos, así como cualquier impulso o motivación que sintamos que nos maneja de una forma incontrolable, son posibles indicadores que destacan la presencia de nuestro lado oscuro.

Dios te  bendiga

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