domingo, 9 de marzo de 2014

EL SASTRE


Cierta vez un hombre visitó a su consejero y le relató su problema:



 Soy un sastre. Con los años gané una excelente reputación por mi experiencia y 

alta calidad de mi trabajo. Todos los nobles de los alrededores me encargan sus 
trajes y los vestidos de sus esposas. Hace unos meses, recibí el encargo más 
importante de mi vida.
El príncipe en persona escuchó de mí y me solicitó que le cosiera un ropaje con la 
seda más fina que es posible conseguir en el país. Puse los mejores materiales e 
hice mi mejor esfuerzo. Quería demostrar mi arte, y que este trabajo me abriera las 
puertas a una vida de éxito y opulencia.
Pero cuando le presenté la prenda terminada, comenzó a gritar e insultarme:
 ¿Esto es lo mejor que puedes hacer? ¡Es una atrocidad! ¿Quién te enseñó a 
coser?




Me ordenó que me retirara y arrojó el traje tras de mí. ¡Estoy arruinado!. Todo mi 

capital estaba invertido en esa vestimenta, y peor aún, mi reputación ha sido 
totalmente destruida. ¡Nadie volverá a encargarme una prenda luego de esto! ¡No 
entiendo qué sucedió, fue el mejor trabajo que hice en años!”




”Vuelve a tu negocio”, dijo el sabio, “descose cada una de las puntadas de la 

prenda y cóselas exactamente como lo habías hecho antes. Luego llévala al 
príncipe.”




 “¡Pero obtendré el mismo atuendo que tengo ahora!”, protestó el sastre.

“Además mi estado de ánimo no es el de siempre”.



 “Haz lo que te indico, y Dios te ayudará”, dijo el hombre.



Dos semanas después, el sastre retornó.

 “¡Usted ha salvado mi vida! Cuando le presenté nuevamente el ropaje, el rostro 
del noble se iluminó: ¡Hermoso!, exclamó. ¡Este es el más hermoso y delicado traje 
que haya visto!
Me pagó generosamente y prometió entregarme más trabajo y recomendarme a 
sus amigos.




Pero, deseo saber ¿cuál era la diferencia entre la primer prenda y la segunda?”



 “El primer traje”, explicó, “fue cosido con arrogancia y orgullo”.

“El resultado fue una vestimenta espiritualmente repulsiva que, aunque 
técnicamente perfecta, carecía de gracia y belleza. Sin embargo, la segunda 
costura fue hecha con humildad y el corazón quebrado, transmitiendo una belleza 
esencial que provocaba admiración en cada uno que la veía”.


Hermosa reflexión verdad, pero ahora te pregunto:


¿Y tú cómo haces tu trabajo profesional, familiar, personal, etc.. con arrogancia y 

orgullo, o con humildad en el corazón?



1ª Pedro 5:5 “y todos sumisos unos á otros, revestíos de humildad; porque Dios 

resiste á los soberbios, y da gracia á los humildes.”



Col.3:23-24 “Y todo lo que hagais, hacedlo de corazón, como para el Señor y no 

para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, 
porque a Cristo el Señor servís

BENDICIONES

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