Existe una forma muy fácil de perder a los que hemos alcanzado: dejarlos solos. ¿Qué está haciendo su iglesia para proveer un discipulado sostenible?
Principios para no perder la oportunidad de discipular a los jóvenes que se convierten. Todo joven que se ha convertido a Jesucristo debe recibir seguimiento
- La enseñanza debe ayudarlo a comprender bien en qué consistió su decisión para que así se establezca y afirme en el evangelio de Jesucristo.
- El compañerismo cristiano es un factor crítico para ofrecerle un nuevo círculo de referencia, amistad, ayuda y aprendizaje.
- Debe someterse a un programa de enseñanza o formación espiritual adecuado a su edad.
- Es conveniente que el equipo se pequeño, según tamaño del grupo.
- El pastor o algún ministerio especializado debe formar este equipo.
- Cada discipulador y discípulo debe contar con su propia material de seguimiento.
- La personas que se involucren en este proyecto debe comprometerse en desarrollara la tarea con calidad.
- Guiar al joven a tomar a Jesús como modelo, maestro y meta de su vida. Esto implica que no se trata simplemente de conocer a un personaje histórico, sino tomarlo en serio y aprender a vivir cada día según su ejemplo. La fe cristiana y el discipulado cristiano incluyen conocimiento intelectual de ciertas verdades básicas, sobre todo aprender a vivir la fe cada día, en cada lugar y en cada circunstancia. De esta manera, Dios va modelando un nuevo y verdadero carácter cristiano. Y se va plasmando en cada uno la imagen misma de Jesús.
- Guiar al joven a tomar la palabra de Dios como su guía de fe y conducta.
- Convertir al joven en pescador de personas, o sea ganar a otros para Jesucristo y hacerlos discípulos de Él.
¿Qué se necesita para que el discipulado sea sostenible?
Que el pastor de la iglesia participe con el grupo juvenil
- Él debe estar convencido de la importancia misional de la juventud de su iglesia.
- Debe participar en todo lo que le sea posible con la juventud. Debe capacitarse para guiar y movilizar a la juventud.
- Toda iglesia debe desarrollar un programa de formación de líderes juveniles.
- Deben formarse personas que puedan dedicarse a liderar la juventud por varios años. An jóvenes adultos (de 20 años en adelante), casados, capacitados y con experiencia, son de un valor incalculable para este tipo de labor, porque saben cómo llevarlo a cabo y cuentan con el aprecio y respeto de los jóvenes, así como la confianza de la congregación.
Crear programas y realizarlos. No quedarse en la teoría. Desde luego que al principio todo cuesta. No todos los jóvenes quieren cooperar. Algunos hoy toman parte y mañana no. Pero la perseverancia va ganando seguidores y cooperación. Así también se va cobrando experiencia para saber qué puede servir y qué no. Cuando los frutos empiezan a brotar el terreno se abona mejor para que dé más y mejores frutos. Es una labor de sabiduría, mucha oración, paciencia, amor y tenacidad. Pero los resultados son muy preciosos pues se le va asegurando un prometedor futuro a la iglesia y a la obra del Señor en general.
Que se aprenda de otros grupos
Observar y aprender de otras iglesias que están desarrollando programas realmente valiosos es fundamentar para el crecimiento. Debe procurarse no intentar reproducirlos igual, sino ver sus principios y valores, y tomar lo que se considere más útil y adaptarlo a la propia situación.
SHALOM
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