jueves, 13 de marzo de 2014

DE LAS AGUAS AMARGAS A LAS DULCES DEL CORAZON (Continuidad de NUESTRA LENGUA "BENDICE O MALDICE")


Santiago 3:9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 3:10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 3:11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? 3:12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

La Santa Biblia compara ese fluir de palabras buenas y palabras malas que salen de la boca, como una fuente que emana aguas dulces y aguas amargas (o saladas) del corazón. Se dice que de una misma fuente no puede salir agua dulce y agua amarga, eso significa que no podemos con una misma boca bendecir a unos y maldecir a otros, al menos no debería ser así, eso no es correcto ante Dios, para Él no existe medio bueno o medio malo, o somos buenos o somos malos de corazón. Si creemos que nuestro corazón es bueno, entonces ¿por qué maldecimos? Podemos engañar a muchos pero ¿quién engañará a Dios?


EL PROFETA MOISES Y LAS AGUAS AMARGAS DE MARA

Éxodo 15:23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. 15:24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? 15:25 Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó.
Amén.

Moisés había sacado al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, más de 6000 personas en ese momento se encontraban en pleno desierto caminando hacia la Tierra Prometida. Después de caminar cierto tiempo expuestos a la dureza y calor del desierto, tuvieron sed y las únicas aguas que encontraron eran tan amargas que no se podían beber. Ellos se rebelaron y murmuraron contra el siervo que los guiaba en tan grande y difícil evento, como si de él fuera la culpa de la situación
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La solución fue clamar a Dios, interceder por el pueblo. Dios indicó que debía ser colocado determinado árbol en las aguas para que éstas quedaran dulces y aptas para beber (un milagro). Las aguas se endulzaron y ellos después de saciar su sed, se sintieron confortados. Inmediatamente Dios les dio estatutos y ordenanzas para probar sus corazones, para sacar a luz qué tanto habían recibido la salvación y la provisión divina, y para dar a conocer qué tanto se habían arrepentido en sus corazones de sus malas acciones. Los que habían recibido la gracia debían ser probados y salir aprobados para poder continuar. Fueron más los que murieron en el intento que los que llegaron.

El relato bíblico es resumido, pero la extensión de las enseñanzas es extrema. Esta historia que acontece a Moisés y el pueblo de Dios en el desierto es un paralelo muy común de lo que acontece HOY en la vida de todo nuevo cristiano. Veamos algunos puntos de esta comparación:

Egipto = mundo, la carne
Israel = pueblo de Dios, hijo de Dios
Esclavitud = condenación, pecado
Desierto = dificultades, pruebas
Camino = cristiandad
Tierra prometida = vida eterna
Sed = necesidad de ayuda
Agua = espíritu
Aguas amargas = consecuencias del pecado
Aguas dulces = frutos del Espíritu Santo
Moisés = pastor
Árbol = Jesucristo
Convertir = salvación
Estatutos y ordenanzas = vida nueva

1- Moisés es símbolo del pastor que está guiando al pueblo en su vida diaria.
2- El Camino Nuevo es la Cristiandad por la cual alcanzamos la Vida Eterna.
3- El pueblo está aquí representado en la primera etapa de su peregrinaje, esto es, alguien que tiene poco tiempo de cristiano, poco tiempo de haber salido de la esclavitud del pecado y que ahora está en proceso de regeneración, de vida nueva.
4- El camino es difícil y el pueblo necesita ayuda para fortalecerse en la fe y no perecer en el proceso.
5- Dios les permite discernir lo amargo y gustar lo dulce por su Espíritu.
6- En cada etapa de gracia, vienen las pruebas que debemos aprobar para seguir avanzando en las bendiciones de Dios.
7- Jesucristo es el Árbol de la Vida que ofrece la sanidad y la renovación de todo nuestro ser: cuerpo-alma-espíritu.


EN BUSCA DE AGUAS DULCES

Juan 4:14 más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una FUENTE de agua que salte para vida eterna.

Las etapas de cambio y adaptación jamás son fáciles. No hay cristiano que no se haya enfrentado a adversidades y dificultades personales. En su proceso de ser una Nueva Criatura, el nuevo cristiano debe dejar de ser una persona carnal y materialista para transformarse en alguien espiritual y santo. Todos quieren llegar, pero no todos están dispuestos a enfrentar las adversidades y el sacrificio exigido para que los cambios ocurran y las bendiciones se cumplan. El cambio de vida es radical, si es que han gustado la salvación de Dios, el nuevo nacimiento por el Espíritu Santo. Ser una nueva criatura exige cambiar de naturaleza: mala a buena, pecaminosa a santa, amarga a dulce.

Los primeros pasos del nuevo cristiano parecen siempre estar envueltos de mucha emoción, alegría y gloria... es verdad, cuán maravilloso saber que alguien nos dio una nueva oportunidad de vida y ya no tendremos que sufrir más. Pero he aquí que esto es sólo el primer paso, al recibir a Jesucristo como Salvador pasamos por la puerta angosta y nos pasamos al otro lado (de las tinieblas a la luz). Ahora es cuando empieza la verdadera batalla del cristiano: limpiarse de todo lo que traía de su vida vieja, soltar los conceptos mentirosos y corruptos que enseña el mundo para poder recibir los santos estatutos y ordenanzas de Dios, porque en maldad y en pecado nadie podrá recorrer el camino, esto significa que deberá PURIFICARSE.

Todo en la vida del cristiano depende de eso, Dios es Santo y nosotros debemos ser santos. Si cada cristiano fuera seriamente enseñado y discipulado en la santidad desde el primer día de su conversión, la iglesia de Jesucristo sería mucho más poderosa y eficiente. Pero como no lo hacen, aquí estamos miles de personas buscando el ¿dónde fue que fallamos? SANTIDAD: El eslabón perdido entre todo lo que dice la Biblia y lo que vivimos.


COMO CONVERTIR AGUA AMARGA EN AGUA DULCE

Mateo 15:18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. 15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

La palabra tiene poder. Hablar maldad es declarar maldad y quien habla maldades también vive en ellas. ¿Qué hacer cuando el cristiano tiene la costumbre de hablar maldades, maldiciones, malas palabras y aun actuar de acorde a esas palabras?

Lo correcto es SANTIFICAR la fuente de donde salen las aguas amargas para transformarlas en aguas dulces. El proceso empieza en el corazón, ya que de ahí provienen todas las palabras que salen por la boca. Tal es el corazón de una persona, tales son sus palabras. Al hablar estamos reflejando lo que hay en el interior de nuestro corazón. La sanidad de alma está directamente relacionada a este proceso. De otra forma sería HIPOCRESIA: no podemos hablar bien, si sentimos mal en el corazón.
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Salmos 141:3 Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios.

Una de las formas más rápidas y efectivas para empezar a revertir esta condición del corazón, es detener la salida de las aguas amargas e incentivar la salida de aguas dulces. Podemos orar exactamente como lo hizo el salmista, pidiendo a Dios que coloque un ángel (o muchos) en nuestros labios y en nuestros pensamientos y sentimientos, para advertirnos y prevenirnos de todo lo que vamos a hablar, y si se escapa algo indebido que nos reprenda y nos corrija.

Esto es poner un "filtro" en todo lo que sale del corazón, cuidando y refrenando todo lo que sale de la boca y todo lo que quiere decir la lengua. Practicar el dominio propio. Sujetar la carne al mandamiento de Dios. La oración debe estar basada en: santificar la boca, santificar las palabras, santificar la lengua.

A medida que vamos filtrando lo que hablamos, nos daremos cuenta por el Espíritu Santo, además por la misma razón y lógica, cuáles son las cosas o áreas que debemos limpiar y cambiar. Este es un ejercicio que exige práctica y perseverancia, como toda disciplina. Quitar las palabras amargas y colocar palabras dulces es dejar de hablar maldades y hablar bondades conforme la Palabra de Dios. Desechar toda mentira y malicia de la boca y hablar solamente verdad y justicia, todo en el nombre de Jesús.

¿Cree usted que Jesús sería capaz de maldecir o insultar los vecinos porque uno le ensucia la vereda y el otro vive escuchando música a todo volumen? Si la respuesta es NO, entonces no lo haga usted también. 

Practíquese como un cristiano verdadero y no hable por su carne, hable por el Espíritu Santo de Dios, hable como Jesús, bendiga, bendiga, bendiga. Usted puede, usted tiene ese poder.

Salmos 119:103: ¡Cuán dulces son a mi paladar tus PALABRAS! Más que la miel a mi boca.

Segundo ejercicio con excelentes resultados: leer todos los días La Santa Biblia, en alta voz y repetir todos aquellos versículos que hablan de la santidad de Dios, de preferencia memorizarlos. Esto es practicar el hablar bien y hablar conforme el corazón de Dios y conforme los pensamientos de Dios.

Esto es declarar lo santo en nuestras vidas y alejar toda maldad de nuestro corazón. Cuánto más palabras de Dios tengamos en nuestra fuente, más aguas dulces saldrán de nuestro corazón.


COMO LIMPIAR LA FUENTE

DECISION
Como ya mencionamos, este proceso de convertir aguas amargas en aguas dulces requiere de mucho esfuerzo, voluntad y dedicación. El Espíritu Santo ayudará a provocar el movimiento de las aguas y estará todo el tiempo trabajando y guiando en la limpieza de la fuente (el corazón). Pero primeramente debemos DETENER el fluir de las aguas amargas, antes de cualquier otra cosa que hagamos.

Tenemos que aplicar nuestro Libre Albedrío, esto es una cuestión de determinación y principios cristianos: tomar una decisión y mantenerse en ella sin desviarse ni desmayar. Estar decidido a hacerlo y no detenerse hasta lograrlo.

ARREPENTIMIENTO
Aquí activamos por la oración a Dios, la CONVICCION DE PECADO, que nos llevará al arrepentimiento. La persona debe estar arrepentida de sus acciones pecaminosas con su lengua y debe pedir perdón a Dios. 

Debe entender y ser consciente de la maldad que está haciendo hacia otros y hacia su propia persona al proferir maldiciones o maldades, tiene que saber que Dios no se agrada de sus actos y necesita urgentemente cambiar de actitud.

PERDON
Ahora accionamos el proceso de convertir aguas amargas en aguas dulces. El dispositivo que abre las compuertas del corazón y acciona las aguas amargas tiene muchos nombres: soledad, rencor, murmuración, envidia, venganza, contienda... El dispositivo que abre las compuertas del corazón y acciona las aguas dulces es uno solo y se llama PERDON.

Un corazón que no perdona es un corazón perverso, estancado, sucio... un corazón que necesita el toque de las aguas divinas, el Agua de Vida (fluir del Espíritu Santo) que Jesucristo ofrece para salvación, sanidad y restauración. Perdonar significa declarar la obra de Dios en el corazón, es dejar que Dios quite el dolor, sane las heridas y arregle el daño. Perdonar es ser libre de cadenas, de recuerdos, de traumas y dolores extremos. 

Cuando una persona perdona ella queda libre de ese gran peso en su alma, y al romper esa cadena también se libera (se suelta) la otra persona. Al salir la espina, se cierra la llaga, se sana y ya no duele más. Este proceso puede ser muy rápido o demorado, según la disposición que cada persona tiene para perdonar.

RENUNCIAR A LAS MALAS PALABRAS
Por lo general, una persona sin disciplina ni santidad, primero habla y después piensa. Le enseño aquí una oración que no falla: 
"Señor, cada vez que yo diga algo que no te agrada, haz que me muerda la lengua. Amén." 
Le aseguro que muy pronto usted aprenderá a pensar antes de hablar. 

En este paso del proceso, uno se propone no alimentar más la fuente de la amargura y dar un basta a esas maldades, cueste lo que cueste, evitar-resistir-no permitir más ese tipo de manifestaciones de los deseos de la lengua y expresiones del corazón. 

Renunciar a las maldiciones, renunciar a toda palabra mala, renunciar a la mentira, la jactancia, la calumnia, la vanagloria, etc. esto significa renunciar a todos los pecados de la lengua. 

Si necesita ayuda de los ministros o del grupo de intercesores de su iglesia para asesorarlo y apoyarlo en esa batalla, búsquelos y hable confiadamente con ellos.

RENUNCIAR A LOS MALOS GESTOS
Además de las palabras de maldad, hay quienes tienen el hábito de mover sus labios o la lengua de tal manera que expresan su estado de ánimo y lo que desean. 

Un gesto habla más que mil palabras: sacar la lengua, sacudir la lengua hacia todos lados, lamer, hacer ruidos molestos, torcer los labios, chupar, chiflar, soplar, besar, salivar, escupir, atorarse, bostezar, reír, morderse, apretar los labios y mantener silencio... la mayoría de los gestos son imitaciones de los movimientos que hacen los reptiles, y esto demuestra claramente el tipo de espíritu que los inspira (¿Reptilianos? no... me refiero a los hijos de la Serpiente Antigua, el Dragón, Satanás, Demonios.) 

También se acostumbran muchos gestos de carácter sexual y obsceno.

La persona que sabe que hace gestos con su boca o lengua, debe renunciar a eso y esforzarse en dominar su cuerpo para no practicarlo más, esto requiere mucha oración y la ayuda del Espíritu Santo con poder, hay que clamar mucho y cada vez que suceda, frenarlo, reprenderlo, practicar el dominio propio sobre sí mismo, sujetar el deseo de la carne a la autoridad del Espíritu de Dios. 

Ejercicio: 
Cargue con usted un espejito y cada vez que se da cuenta que hace un gesto, mírese inmediatamente en el espejo y véase usted mismo lo que hace, así verá cuán vergonzoso y ridículo el diablo hace que usted se comporte ante los demás.

SANTIFICACION
A medida que la persona avanza en la batalla de vencer los pecados de la lengua, es importante reforzar los recursos espirituales que nos permitan perfeccionar en la santidad, pues satanás tratará por todos los medios hacer que las cosas sean cada vez más difíciles para que el cristiano no alcance la victoria.

Romanos 6:19: Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. 6:22: Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.

BENDICIONES

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