Dios busca verdaderos adoradores, personas que sinceramente quieran tener un encuentro con Él. Para que Él pueda manifestarse en su vida, derramar el Espíritu Santo sobre ellas, guiarlas, fortalecerlas, bendecirlas y darles la felicidad completa.
Pero Él solo puede hacer esto en aquellos que con sinceridad se rinden a Él. Dios no hace acepción de personas, Él no mira para nuestro nivel social, económico, cultural, etc. Lo que Él mira es la intención del corazón, la sinceridad del alma.
La Biblia habla de Zaqueo, él era un cobrador de impuestos, se había enriquecido ilícitamente, vivía deshonestamente, robaba y defraudaba a las personas. Zaqueo no conocía la Palabra de Dios, por lo tanto no era feliz con esa vida que llevaba, seguramente se sentía vacío. Pero en su interior había un deseo sincero de tener un encuentro con Dios.
Por eso cuando escuchó hablar del Señor Jesús, determinado salió a buscarlo, pero Jesús estaba rodeado por una multitud. Y el problema era que Zaqueo era muy pequeño de estatura lo cual le impedía ver a Jesús. Pero él buscó la forma de alcanzar su objetivo. Sin interesarle lo que las personas pensaran de él, su interés era tanto, a punto de que se subió a un árbol Sicomoro para poder ver al Señor Jesús.
Jesús le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa. (Lucas 19:5). El Señor Jesús no vino para los justos, vino para los pecadores para llevarlos al arrepentimiento y salvarlos.
Aunque Jesús fue muy criticado por está actitud, Él sabía lo que Zaqueo tenía en su interior. Delante de Dios no interesa lo que usted haya sido o haya hecho en su vida. Lo que a Él le importa es que si en este momento usted tiene un deseo sincero de conocerlo, de tener un encuentro con Él, este encuentro es posible, como sucedió con Zaqueo. Él hizo hasta lo imposible para encontrarse con Él y lo logró.
El Señor Jesús visitó la casa de Zaqueo y él dijo: Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa, … (Lucas 19:8,9). Con esa actitud Zaqueo demostró que lo único que le interesaba era su salvación, porque estaba abandonando el pecado y a causa de eso recibió la salvación.
Dios quiere salvar su vida, usted puede encontrar la razón de vivir, tener la felicidad que siempre ha soñado, la paz y la alegría que solo Dios le puede dar, pero está decisión solo va a depender de usted. Si usted se rinde a Dios y lo busca con sinceridad es con seguridad que usted tendrá un encuentro con Él.
BENDICIONES
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