El texto del encabezado es un proverbio popular, que quiere decir que muchas veces nosotros mismo “hacemos” lo errado.
Muchas veces observo las críticas que se le hacen a ciertos predicadores, pero a la vez le siguen, le escuchan, y asisten a sus reuniones, algo parecido sucede en el ámbito político, muestran total disconformidad con las gestiones de gobierno,
les acusan de corrupción e ineficiencia, pero luego en las elecciones le terminan votando, ese tipo de contradicción también aparece en el evangelio.
Le acusan de ser un mercader de la fe, un falso profeta, pero a la vez “confian”, otorgándole popularidad y crédito..
Es igual con el chisme, o la murmuración, ¿por que prospera y se multiplica? por la simple razón de que los chismosos, encuentran siempre quien les oye, si nadie les pusiera el oído, los chismosos no tendrían donde ejercer su “don”.
¿Por que prospera lo falso? Por la simple razón, que hay quienes alimentan esto.
Si yo entiendo que lo que hace o dice alguien, no me sirve, no lo escucho, no lo leo y menos lo sigo, y no me importa su rating de popularidad.
A veces me sorprende como se consumen doctrinas erradas, falsas, como las personas conociendo las malas obras, los malos testimonios, y hasta los fraudes cometidos en nombre de la fe, igual “continuan” el error, lo sostienen y lo apoyan financieramente.
Me recuerda hace unos años, varios periodistas valientes realizaron una investigación exhaustiva, de un movimiento seudo evangélico, que tuvo un intenso crecimiento en Argentina, en los últimos años, tomando importancia en los medios y en la sociedad, un movimiento importando (de otro país) se apropiaron de cines y teatros, emisoras de radio y de televisión, y mostraron un poder económico inusitado, en la investigación que duró varios meses, comprobaron el fraude, el desfalco del dinero obtenido de ofrendas, pactos y diezmos, como le sacaban el dinero a las personas, el engaño de sus ritos místicos, la utilización de ese dinero, en su vertiginoso enriquecimiento, todo esto lo grabaron con cámaras ocultas, con pruebas de sus abultadas cuentas bancarias y sus fastuosas mansiones, investigaron la vida de sus líderes y directivos, y todo esto se hizo público en las cadenas de Televisión local, cuando se pasó el informe, pensé para mi, esto les termina, tendrán que irse del país ahora, nadie concurrirá a sus reuniones, me alegré que se les quitara la máscara, porque conocía el daño que estos movimientos le hacen al verdadero evangelio..
A las semanas "estos" lugares de reuniones, los cuales pensaba que ya estarían cerrados, me sorprendió ver a traves de la television largas colas de personas esperando para ingresar, en vez de terminar como creía, el escándalo les potenció, crecieron más todavía, sus salones se llenaron a la máxima capacidad.
Saben que les están engañando, saben que les están robando en nombre de la fe, saben que todo es solo un fraude, un gran negocio, y lo sostienen con su asistencia y participación.
Esa contradicción humana, ese tipo de incongruencia en los principios y valores, es lo que “alimenta” el error, las sectas, las falsas doctrinas, los falsos profetas y apóstoles, todo lo falso que contamina lo verdadero.
Tampoco esto es nuevo, relata el libro de los Hechos cap.5: 36-37 dice: “Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien, A este se unió un número como de cuatrocientos hombres…Después de este, se levantó Judas el Galileo, en los días del censo, y llevó en pos de si a mucho pueblo…”
A veces nos gusta ser engañados, es más cómodo que permanecer en la verdad.
Tengamos cuidado con esto.
BENDICIONES
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