Un hombre se acercó a Jesús y le dijo: Maestro di a mi hermano que parta conmigo la herencia, mas él le dijo: Hombre quién me ha puesto sobre nosotros como juez o partidor”. (Lucas 12:13-14). Este hombre solo estaba preocupado con lo material y su único interés era recibir la herencia.
Lo material es importante para tener una buena condición de vida, pero de ninguna manera debe ser nuestra prioridad, ya que lo más importante de todo es nuestra salvación, porque después que uno muere, lo que se conquistó en esta tierra, uno no lleva nada consigo. Lo único que nos llevamos es nuestra salvación.
El Señor Jesús dijo: “Buscad en primer lugar el Reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas”. (Mateo 6:33). Cuando se busca en primer lugar el Reino de Dios y se tiene al Señor Jesús como lo más importante, Él suple todas nuestras necesidades. Se puede tener muchos bienes y posesiones, pero esto no puede ser nuestra prioridad.
“También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate…”. (Lucas 12:16-19).
La visión de este hombre rico era solamente en el plan físico y no consideraba a Dios, porque no estaba mirando para el lado espiritual. “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. (Lucas 12:20-21). Dios venía a pedir el alma de ese hombre en aquella noche, pero por causa de su necedad, él no estaba preparado, no le había dado valor a su salvación.
La muerte viene en la hora inesperada, de un momento a otro. Ella puede ser una bendición, para los que son salvos, pero también puede ser una desgracia, para quienes no buscaron de su salvación, todo depende del estado espiritual de la persona.
Es necesario analizar cómo está nuestra comunión delante de Dios, para así poder arreglarnos con Él. Recuerde que un día todos tenemos que partir de este mundo y hay que estar preparados… Dios quiere salvar su vida, pero no depende de Él, sino de las decisiones de cada uno en vida. Dios los bendiga.
BENDICIONES
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