domingo, 9 de febrero de 2014

¿Por qué hay pastores que están haciendo cosas malas según la Palabra de Dios y aún así ministran y hacen milagros? (1º parte)



¿Por qué hay pastores que están haciendo cosas malas según la Palabra de Dios
y aún así ministran y hacen milagros? (1º parte)

Este estudio es la respuesta a una pregunta que últimamente se ha hecho muy frecuente dentro y fuera de las iglesias. Hace pocos días una hermana en Cristo me hizo esta consulta por correo. Esta pregunta tiene muchas respuestas. Tratándose de un problema que afecta a todos en este tiempo de crisis de identidad cristiana y confusión eclesiástica, me pareció bien publicarlo.

Muchas personas sienten una gran inquietud en sus almas y espíritus cuando detectan que sus líderes están actuando de manera incorrecta y aún contraria a la Palabra de Dios. Muchos creyentes en las congregaciones se sienten invadidos por un “celo santo” hacia la obra, hacia las almas y hacia todo aquello que es de Dios, y reprueban firmemente la actitud de sus autoridades, a veces entrando en conflictos que les lleva  a causar divisiones en las iglesias o alejarse del ministerio.

La finalidad de este estudio no es presentar fórmulas exactas de “cómo debe ser el ministro”, tampoco es un “manual de fallas ministeriales”. Debemos estar atentos y saber diferenciar entre lo correcto y lo equivocado, lo bueno y lo malo.

También debemos estar alertas y saber identificar ciertos tipos de ministros “peligrosos” que se están haciendo cada vez más frecuentes y populares en este tiempo, que son los Ministros de Satanás infiltrados en las iglesias. De éstos hablaremos en el siguiente estudio.


RECURRIR  AL  MAESTRO

Como siempre, todo asunto de índole ESPIRITUAL debe ser analizado espiritualmente, a la luz de la BIBLIA y pasado por el filtro del DISCERNIMIENTO. Tratar el asunto con SABIDURIA DE LO ALTO la cual proviene de Dios.

Proverbios 3:5 “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.”

Nadie caiga en tentación y error de juzgar ligeramente un ministro por una u otra actitud o característica que éste tenga, y que parece estar relacionada a este estudio. Nadie haga evaluaciones basadas en su propia opinión o en estadísticas de probabilidades matemáticas  pensando que “Dios lo está guiando y mostrando las cosas como son”.

El ministro así como su llamado, sus frutos, su testimonio, su obra… debe ser evaluado en el contexto de su vida personal y ministerio, para estar seguros si esta persona es un verdadero siervo de Dios, o si se trata de algún mentiroso y astuto siervo de Satanás infiltrado en la iglesia.

La persona que desconfía que “algo está mal” debe irrefutablemente buscar la guía del Espíritu Santo para saber qué se debe hacer al respecto. Antes de actuar en contra, antes de tomar alguna decisión, antes de hablar con terceros y caer en el pecado de MURMURACION y CALUMNIA, cualquier persona deberá poner este asunto en ORACION y CONFIRMACION de parte del Espíritu Santo.


ERRAR ES HUMANO

Muchas veces los ministros cometen errores, pero eso no es motivo para decir que son “malos ministros” ni “falsos ministros”. Cualquier persona que haya sido tocada por Dios, aún aquellos que parecen más espirituales o espectaculares, tienen defectos y debilidades. También habrá que tener en cuenta la preparación de ese ministro, quizás es alguien de poca experiencia o ha tenido mala orientación.

No tener experiencia en el ministerio nos da derecho a cometer errores, siempre y cuando sea para aprender y no cometerlos más. Una persona que tiene un cargo o una responsabilidad en el área que sea, si comete errores una y otra vez, habrá que llamarle la atención de forma más severa y exigir que se perfeccione, que se corrija por su propio bien y por los demás. De otra manera habrá que considerar que tal persona no es apta para asumir ese cargo o responsabilidad y quitarle el puesto y dárselo a otro.

Por otro lado, la falta de madurez espiritual no afecta que Dios haya dado DONES ESPIRITUALES a sus siervos y puedan usarlos. El problema está cuando el siervo no sabe usar o administrar los dones, y no se deja enseñar, o los usa sin orientación adecuada de sus autoridades y maestros, transformándose más en un tropiezo que una bendición.

Entonces el próximo paso es aprender a usarlos. Capacitarse. Perfeccionarse para ser de bendición para la iglesia y para que tal persona pueda ser usada en todo aquello para que Dios la haya llamado. Todos estamos en una escuela de Dios constante, día a día aprendiendo y recibiendo edificación.

Nuestra meta hasta el día de nuestra muerte es la santificación, conquistar niveles espirituales.

Cada día Satanás y sus demonios están buscando ocasión para hacer caer o desviar el cristiano de su camino y propósito en Dios, de hacerlo desistir de su visión y misión, de hacer que su testimonio sea manchado y vituperado, de destruir su familia, su salud, su trabajo, su iglesia, todo su ministerio.

Más allá del tamaño de la culpa que pueda tener el diablo en nuestros tropiezos, los errores hacen parte del carácter humano. Aún cuando estamos bajo el poder y la unción del Espíritu Santo, es posible que se cometan errores, pues el hombre no queda “anulado” ni “poseído” cuando actúa bajo el poder del Espíritu Santo, sino que de su propia voluntad y con su mente muy lúcida de lo que hace, “colabora”.

1ºCorintios 3:9, 10, 11
“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.”

Entonces al percibir que un ministro hace cosas equivocadas puede significar muchas cosas buenas o malas. Por eso una y otra vez se advierte a no sacar conclusiones precipitadas.

Es siempre más fácil criticar, condenar, murmurar, hacer falsos juicios y quedar observando desde fuera “a ver qué pasa”, “cómo se las van arreglar ahora”…. porque es la obra de Satanás, y el hombre siempre cae fácilmente en esos errores porque es su parte “humana, carnal” que prevalece por la falta de una correcta comunión espiritual con Dios.

Entonces aquí tenemos la solución al problema: si estamos en comunión con Dios, sabemos lo que tenemos que hacer y no habrá error. Pero esto es parte del crecimiento y madurez espiritual. Depende de cada persona con Dios.

Efesios 5:17
“Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.”

Romanos 12:2
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”


DIOS NO SE EQUIVOCA

Antes de pensar y hablar mal, cuando se identifica algo que está “equivocado”, lo correcto es ORAR y ESPERAR EN DIOS.  Debemos saber qué dice Dios al respecto, qué piensa Dios de este asunto.

Esto no es una solución de “escape” como los que dicen “que Dios haga como le parezca”. Esperar en Dios es: hacer una pregunta a Dios o plantear un problema, y esperar hasta que él responda y diga qué vamos hacer. Entretanto esperamos quietos, callados, sin dar lugar a nuestra carne ni al diablo.

La persona que NO puede recibir una respuesta directa de Dios necesita más oración y comunión correcta con el Espíritu Santo, tal persona entonces no está en condiciones de “opinar” o “juzgar” que un ministro está equivocado.

- Dios es quien debe dar toda instrucción al respecto.
- Dios es quien dice por qué una persona está en tal o cual cargo en la iglesia.
- Dios es quien dice si una persona debe ser destituía o no de su cargo.
- Dios es quien dice si una persona debe ser trasladada a otro sitio o sustituida.
- Dios debe mostrar por el discernimiento de espíritus y revelación, la estrategia del diablo actuando en contra del Cuerpo de Cristo y cómo contraatacar al enemigo.
- Dios es quien dice si alguien debe hablar y desenmascarar un falso ministro.
- Dios es quien dice si hay que orar en silencio y ser discretos.
- Dios es quien dice si hay que hacer guerra espiritual e intercesión… apuntando hacia dónde.
- Dios es quien dice si los hermanos deben continuar en esa iglesia o deben irse cuanto antes.
- Dios es…

Todo debe ser hablado y resuelto con Dios, porque la OBRA es de Dios, las ALMAS son de Dios, los PROPÓSITOS son de Dios, porque nosotros somos SIERVOS de Dios, y el siervo no está para mandar y opinar; el siervo de Dios se SUJETA, ESCUCHA, APRENDE y OBEDECE.

1ºPedro 5:6
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo.”


CORAZONES A PRUEBA 

La Biblia nos da muchísimos ejemplos en el Antiguo y Nuevo Testamentos, referente a siervos de Dios que hicieron las cosas mal o muy mal.

Siempre que hay una mala actitud en alguien, cierto es que hay algo que debe ser ordenado, pero eso tiene infinitas formas y niveles de cómo debemos sobrellevar cada situación. Jesucristo es nuestro mayor Maestro en el asunto. Veamos algo de lo que él dice y enseña:

Mateo 18
18:15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.
18:16 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
18:17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.
18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
18:21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
18:22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.



Cuando él habla por ejemplo, del problema de conflictos entre hermanos, enfoca estos puntos:
- si esa persona se considera que es un “hermano” o alguien que no ha recibido el Espíritu Santo.
- si esa persona actúa en conformidad a la Palabra de Dios.
- si hay más testigos que vieron el error o la mala actitud.
- si al confrontar esa persona, ésta atiende la corrección o se comporta rebelde.
- si estamos dispuestos a perdonar los errores de los demás todas las veces que sea necesario.

Basado en estos pasajes, podemos concluir que cuando una persona habla mal de un ministro o de otro hermano, debemos evaluar primeramente el que habla:
- si es un cristiano maduro espiritualmente o alguien que recién empieza en las cosas de Dios.
- si es un cristiano de buen testimonio o tiene conflictos en su alma.
- si es alguien que de veras sufre un agravio o si está opinando y entremetiéndose en asuntos que no le corresponden.

Cuando Dios permite el error en la iglesia, no es por descuido. Todo lo que sucede Dios lo permite con un propósito específico en todos aquellos que están involucrados, y nunca es para mal, sino para el bien de su iglesia, para la edificación del Cuerpo de Cristo.

Cuando alguien se porta mal en la iglesia, TODOS debemos tener mucho cuidado para no caer en engaño y tentación. Si buscamos la guía de Dios, seguramente todo se pondrá en claro y se arreglará, de otra manera envés de arreglar las cosas, las pondremos peor.
    
- El ministro que se equivoca, su corazón está a prueba delante de Dios.
- El que es agraviado, su corazón está a prueba delante de Dios.  
- La congregación que sufre las consecuencias, su corazón está a prueba delante de Dios.
- El nuevo creyente que llega y observa esas cosas feas y desagradables dentro de la iglesia, su corazón está a prueba delante de Dios.
- El que escribe este estudio, su corazón está a prueba delante de Dios.
- El que lee este estudio, su corazón está a prueba delante de Dios.



Amén. Dios nos bendiga a todos. Continúa...
 

VER 2º PARTE DE ESTE ESTUDIO: ¿Por qué hay pastores que están haciendo cosas malas según la Palabra de Dios
y aún así ministran y hacen milagros? (2º parte)

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