jueves, 20 de noviembre de 2014

INTERNET Y SUS REDES OBSCURAS

El león no es el eficiente cazador que muchos creen. Por las leyes de la naturaleza, que mantienen en equilibrio a toda la creación, no sería posible que atraparan a todos los animales a los cuales atacan. En realidad, logran su cometido en menos de cincuenta por ciento de los intentos que realizan. Para reducir las posibilidades de fracaso, entonces, el león debe sumarle astucia a la fuerza y velocidad que posee. La estrategia que con mayor frecuencia utiliza es la de ubicarse cerca de los pozos de agua, donde bajan los diferentes animales a saciar la sed. Este es un momento de muchísimo nerviosismo para los animales, porque la necesidad de beber agua los expone a asaltos por parte de los depredadores de la zona.
El león, agazapado detrás de los pastizales, observa impávido las manadas. No tiene apuro, pues debe seleccionar con cuidado su presa si es que quiere lograr el éxito. Con esa infinita paciencia propia de los felinos, busca identificar dos clases de animales: la primera, aquella bestia que se descuida, baja la guardia mientras bebe del agua o se confía de que no existe ningún peligro a su alrededor. La segunda, la debilitada por alguna enfermedad o por las secuelas de algún combate previo. El hecho es que ambos tipos de animales pueden convertirse en presa fácil porque no están en condiciones de resistirse a la repentina carrera que anuncia la llegada de la muerte.
Si pensamos en esta escena de cacería, las palabras del apóstol Pedro cobran un peso inusitado: "Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar." (1Pe 5:8). El enemigo de nuestras almas echa mano de la misma estrategia: espera agazapado para atacar a aquellos discípulos ingenuos que creen que su salvación les otorga garantía de protección. Mas la exhortación de la Palabra es para que seamos «sobrios y velemos». El concepto que pretende comunicar Pedro es que debemos mantener los ojos bien abiertos, atentos a lo que está pasando a nuestro alrededor. No debemos dudar, ni por un instante, que el enemigo buscará infiltrarse en nuestro medio antes de que tengamos oportunidad de reaccionar.
Uno de los lugares donde el enemigo ha encontrado presas fáciles es entre los inocentes usuarios de Internet. Disfrazando sus verdaderas intenciones detrás de lo que erróneamente consideramos inofensivas imágenes, está produciendo verdaderos estragos en la vida de matrimonios, familias y congregaciones.
Hace apenas una década el material pornográfico se ofrecía casi exclusivamente en negocios ubicados en los lugares públicos de nuestras ciudades. Para acceder a este material, los consumidores de pornografía debían vencer la vergüenza y el temor a ser descubiertos. Hoy ha desaparecido este obstáculo, con el cual muchos se refrenaban. Ahora, en la privacidad de nuestros hogares podemos acceder, en cuestión de segundos, al mundo de la pornografía, un mercado agresivo que pretende captar un público cada vez mayor. Si le quedan dudas al respecto de esto, lo invitamos a considerar algunos de los siguientes escalofriantes datos, recopilados todos de una variedad de instituciones y organizaciones que combaten este nuevo flagelo:
  • En el año 2003 ya existían 1,3 millones de sitios pornográficos en el mundo.
  • En los últimos cinco años, la cantidad de sitios pornográficos se ha multiplicado veinte veces.
  • Existen 260 millones de páginas pornográficas, mas esta cifra crece a una velocidad alarmante.
  • En un mes un solo sitio pornográfico recibió más de 32 millones de visitas, todas de individuos diferentes.
  • La industria de pornografía en Internet genera 1.000 millones de dólares anuales en ganancias. Se cree que llegará a 6.000 millones en los próximos seis años.
  • La palabra «sexo» es la más usada en buscadores como Yahoo, Google y otros.
  • El contenido de sesenta por ciento de todos los sitios de Internet tiene una orientación sexual.
  • Sesenta por ciento de los usuarios de Internet en el mundo emplean esta herramienta principalmente para buscar imágenes eróticas.
  • Cada semana se agregan más de 20.000 imágenes a la red con escenas de niños en actos pornográficos. Muchos de estos niños son víctimas de secuestros o abuso.
  • Ha surgido también la opción de mostrar escenas pornográficas que involucran a bebés y criaturas menores de dos años.
  • Existen más de 100.000 sitios que ofrecen pornográficas infantil, lo cual es ilegal en todo el mundo.
  • Cuarenta por ciento de las personas arrestadas por comercializar imágenes de pornografía infantil también tienen historias de abusos de menores.
  • De los adolescentes que usan Internet, setenta por ciento se ha encontrado accidentalmente con sitios pornográficos.
  • En EE.UU., noventa por ciento de los adolescentes han accedido la Internet en algún momento. Cuarenta y nueve por ciento de ese grupo navega, mínimo, una vez por día y, al menos treinta por ciento accede desde su propia habitación.
  • En los sitios de veintiséis de los personajes más populares para niños hay vínculos a sitios pornográficos.
  • En EE.UU., veinticinco millones de adultos pasan entre una y diez horas semanales en sitios pornográficos. Casi cinco millones adicionales pasan más de once horas por semana en este tipo de páginas.
  • Al menos 200.000 adultos en EE.UU. muestran síntomas de adicción a la pornografía.
  • Los hombres prefieren las imágenes eróticas dos veces más que las mujeres.
  • Las mujeres prefieren las salas de chat dos veces más que los hombres.
  • Setenta por ciento de los hombres y las mujeres con hábitos de visitar sitios pornográficos lo mantienen en secreto.
  • Una de cada seis mujeres —incluyendo cristianas— luchan con la adicción a la pornografía. De este grupo, más de ochenta por ciento acaban por convertir en realidad sus fantasías sexuales virtuales.
  • Las mujeres, dice una experta, son más propensas a llevar sus fantasías sexuales al plano de la vida real.
  • De un grupo de pastores encuestados, cincuenta y siete por ciento afirmó que la pornografía en Internet les resulta una tentación, y treinta y siete por ciento reveló que estaba, en ese momento, luchando con el hábito de visitar sitios pornográficos.
  • En EE.UU., cuatro de cada diez pastores han visitado, en algún momento, algún sitio pornográfico.
  • De todos los hombres que asisten a los seminarios sobre integridad en el matrimonio, organizados por Enfoque a la Familia, sesenta y tres por ciento admite haber luchado con la pornografía en el último año. De este grupo, sesenta por ciento está compuesto por líderes en la iglesia y diez por ciento por pastores.
  • La industria de películas pornográficas produce 6.000 películas por año; es decir, se estrenan 500 películas por mes (125 películas por semana) y la mayoría de estas se vende por Internet.
Seguramente que usted se sentirá profundamente consternado por estos datos. Este es un importante primer paso en la búsqueda de una estrategia frente a este dramático cuadro. No obstante, como cristianos, necesitamos movilizarnos para ofrecer resistencia a esta basura que denigra todo lo bueno y noble en el ser humano. Las siguientes pautas pueden ser un buen punto de partida:

Desechemos, de una vez por todas, la ingenuidad:
Uno de los conceptos más arraigados en la mente de las personas es que este problema no les afecta ("eso a mí no me va a pasar"). Empero, debemos saber que los mercaderes de la pornografía utilizan todos los recursos de la computación para atrapar, precisamente, a quienes piensan de esta manera. Valga mencionar que cada vez son más los sitios disfrazados con nombres "de identidades no nocivas" (como Disney, ESPN o National Geographic), y las llamadas "trampas de ratón" que no le permiten al usuario cerrar la página cuando se abre. Absolutamente todo usuario de Internet está expuesto a este peligro, por eso haremos bien en prestar atención a la advertencia de Pablo: "el que piensa estar firme, mire que no caiga" (1Co 1:12). Si cree que usted y su familia están fuera de peligro, como señaló un pastor, "usted es más santo que David, más fuerte que Sansón y más sabio que Salomón". ¡Recuerde que las presas más fáciles para el león son quienes creen que jamás serán atrapados!

Informemos a la iglesia:
Es nuestra responsabilidad capacitar a la iglesia para enfrentar este problema. ¿Cuántas de las personas que escuchan las predicaciones cada domingo ya están atrapadas por la pornografía? Probablemente cada uno de ellos esté consumido por la vergüenza y la culpa, pero también es posible que otros aún no se hayan dado cuenta de cuán expuestos están. Eso nos hace ver cuán necesario es prevenir al pueblo de Dios y unir al informe de resultados de estudios y encuestas una clara y orientadora enseñanza bíblica sobre el asunto. La Palabra tiene muchísimo que decir acerca del pecado y de cómo vivir en santidad.

Llamemos las cosas por su nombre:
Los sitios de Internet suelen utilizar palabras como "placer, pasión, ardor y encanto" para disfrazar de normales las imágenes que comercializan. Las escenas que se ven, sin embargo, no reciben este nombre en la Biblia. Estas son imágenes de prostitución, abuso, fornicación, adulterio y aberraciones sexuales, las cuales son prácticas abiertamente contrarias a la voluntad de nuestro Creador. Por otro lado, debemos recordar que la pornografía le roba la dignidad a las personas, pues las convierte en objetos de comercio. Piense además, que cada una de esas figuras y representaciones corresponden a una persona que fue creada a la imagen y semejanza de Dios. La felicidad que muestran es solo aparente; no es más que una máscara que oculta corazones urgidos, tanto como los nuestros, de la dulce y vivificante comunión con Cristo.
También es bueno saber que el móvil de la industria pornográfica no es la entretención de las personas sino la codicia desenfrenada de dinero. Durante años, los intentos de regular la producción de películas pornográficas han sido ferozmente resistidos bajo la bandera de la libertad de expresión. Empero, la verdad es otra: nadie quiere perder su participación en una industria que produce ganancias en exceso de 6.000 millones de dólares por año.

Seamos conscientes del proceso del pecado:
El apóstol Santiago describe el proceso por el cual nace el pecado en nuestras vidas (Stg 1:12-–15). Para ello, usa la analogía de un embarazo, con lo cual entendemos que ningún pecado es fruto de un acto fortuito. Detrás de cada decisión pecaminosa se gestó, lentamente, una idea en nuestras mentes y, poco a poco, dio a luz una acción. Los fariseos entendían erradamente la lucha contra el pecado; pensaban que consistía en resistirse a la manifestación visible del mismo. Cristo, por el contrario señaló que la batalla comienza con un pensamiento, el cual, muchas veces, parece ser inofensivo. Chatear con "nuevos amigos" puede proveer compañía; mirar "de vez en cuando" alguna imagen un poco subida de tono pareciera ser inocuo. No obstante, son precisamente estas "pequeñeces" las que engendran la semilla que poco a poco socavarán la vida espiritual. Nadie puede jugar con fuego sin, eventualmente, quemarse.

Protejamos a nuestros niños y jóvenes:
Las estadísticas presentadas en este artículo tal vez le hayan hecho notar que los niños y jóvenes son especialmente vulnerables. Y es cierto. De hecho, se sabe que existen personas cuyo único «trabajo» es ganarse el corazón de esta población. Esos individuos intercambian «inocentes» mensajes y de esa forma, introducen sutilmente a los muchachos y pequeños en el mundo de la pornografía. La persona que da a sus hijos acceso ilimitado a la Internet en realidad lo que hace es ofrecerles, a manera de juguete, un arma de fuego cargada. En un estudio se descubrió que ochenta y nueve por ciento de todas las insinuaciones sexuales a jóvenes vinieron por medio de los mensajes instantáneos y de las salas de chat. Muchos adolescentes aprovechan los horarios en que sus padres están ausentes para navegar sin límites. Por ello, los padres deben aprender a poner límites sanos para el uso de la computadora y permitir que sus hijos naveguen solamente cuando ellos están presentes. ¡Si es difícil para los adultos resistirse a este flagelo, cuánto más lo será para los que aún están en plena etapa de formación!

Tengamos cuidado con el ocio:
Resulta útil recordar las condiciones en las que David se encontraba cuando cayó en adulterio: gozaba de un rato de ocio cuando debía haber permanecido con sus hombres en el frente de batalla. Esto nos obliga a considerar que el hecho de estar desocupados es peligroso, porque, como puede ocurrirnos con la televisión, se puede navegar por Internet sin un propósito determinado. Los tiempos de holgazanería son propicios para que comencemos a visitar sitios nocivos, y el peligro se acentúa cuando estamos solos. Entonces, cuando utilice la Internet, que es un recurso sumamente útil para diversos asuntos, hágalo con un objetivo definido y una vez que haya encontrado la información buscada, cierre el programa y dedíquese a algo productivo y edificante. Al igual que José, es preferible huir (y correr con la posibilidad de que nos consideren cobardes) que pecar y hacer un gran mal contra Dios (Gn 39:9).
Esto es particularmente importante para las mujeres, especialmente aquellas que se sienten solas y abandonadas. Muchas buscan nuevas amistades en las salas de chat para compartir intimidades de su vida personal, pues estas personas virtuales son, aparentemente, increíblemente "comprensivas". Sin percatarse de lo que está pasando, acaban por enredarse en alguna aventura amorosa. No deben por tanto, ignorar que la otra persona también está huyendo de la soledad y el aburrimiento y solo es cuestión de tiempo antes de que la relación pase a otro plano.

Evitemos el aislamiento:
Muchas de las personas que quedan atrapadas por el sexo virtual no pueden salir porque se sienten sumamente avergonzados por su adicción. Si están casados, o tienen ministerios en la iglesia, los carcome la culpa, pues erróneamente creen que solamente ellos han caído "tan bajo" y no disciernen que es precisamente esta soledad la que los tiene atados. Hemos sido creados para caminar acompañados y el buscar resolver nuestros problemas solos es contrario al plan de Dios. Aun nuestro arrepentimiento más profundo no llevará el fruto esperado si no nos acercamos a quienes pueden ayudarnos. Ahí es donde entra en acción la iglesia con su función de restaurar, con espíritu de mansedumbre, a quienes han caído, siempre mirando cada uno a su propia vida, no sea que también sean tentado (Ga 6:1).
¡No luchemos solos! Unamos nuestros corazones en un mismo espíritu, decididos a no solamente dar pelea, sino a seguir trabajando para que el reino de los cielos continúe avanzando, hasta que las puertas mismas del infierno cedan. Con Cristo, ¡somos mayoría!

BENDICIONES

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