domingo, 19 de octubre de 2014

SOMOS EL REFLEJO DE LA LUZ DE JESUS EN EL MUNDO



LA LUZ ALUMBRA
"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte
no se puede esconder." (San Mateo 5:14)
La luz, desde cualquier punto o fuente, no se enciende para sí, ni se sirve a sí misma. Una luz es para los que la ven, los que están alrededor de ella. Por su naturaleza la luz se expande, irradia, refleja, aclara... Por pequeña o débil que sea una luz, siempre se notará su presencia. Además la luz tiene la característica de que cuanto mayor la oscuridad que la rodea, más efectiva y más fuerte será su efecto de alumbrar.
"Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y
alumbra a todos los que están en casa." (San Mateo 5:15)

Cuando una ciudad alumbra, sus luces se ven de lejos. En las noches más oscuras y frías se puede ver su resplandor en el horizonte, en las nubes y en el cielo. El Señor Jesús habló a sus discípulos en esos términos comparativos, y les explicó que la principal función que ellos tendrían a partir de ese momento, sería la de ALUMBRAR.

Dios nos ha dado la capacidad de alumbrar nuestra vida, andar en Luz y alumbrar la de aquellos que nos rodean. No nos ha dado Dios su Luz para que estemos:
- apagados (sin luz),
- ni en tinieblas (más oscuridad que luz),
- ni en penumbras (poca luz),
- ni escondidos (tapar la luz).
"La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples." (Salmos 119:130)
Cuando nosotros estamos en el proceso de la edificación personal en Dios, HAY LUZ de Dios en nosotros pero es la que nosotros necesitamos para nuestra propia formación. Esa luz aunque buena, no es la que Dios nos ha dado para compartir a los demás, es la Luz de Dios alumbrándonos a nosotros mismos. Pero cuando ya vamos avanzando en el camino de nuestro conocimiento y madurez espiritual, entonces esa luz comienza a hacer un efecto de ALUMRAR ALREDEDOR, de tal manera que nuestra vida como cristianos NO PUEDE PASAR DESAPERCEBIDA, aunque queramos disimular o esconderla.


DEBEMOS ALUMBRAR

"Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo." (Efesios 5:13-14)

Las personas que viven en pecado, viven en tinieblas. No hablo de un cristiano que eventualmente por error comete un pecado. Me refiero a personas (creyentes e incrédulos) que viven practicando alguna o varias clases de pecado. Esas personas necesitan la Luz de Dios en sus vidas. Dice en la Biblia que son como "los que duermen" y como "los muertos" pues NO tienen consciencia ni conocimiento de lo que les ocurre en realidad.
Con la exposición de La Palabra de Dios, una persona podrá recibir orientación respecto de lo que está sucediendo en su vida. Muchos no saben que las cosas que hacen son pecados y que a causa de eso están en condenación, justamente por la falta de instrucción y consejería adecuada. Cuando las enseñanzas de Jesús y los mandamientos escritos en la Biblia se exponen, las cosas se "ACLARAN".


ALUMBRANDO


"Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas." (San Mateo 10:27)
"De gracia recibisteis, dad de gracia." (San Mateo 10:8)

Hemos visto en el capítulo anterior que ALUMBRAR es sinónimo de "dar conocimiento, enseñar, hacer entender". Los discípulos deberían decir y proclamar las verdades de Dios, enseñar los misterios del mundo espiritual, desenmascarar las mentiras de las tinieblas. No ha cambiado esa escena hoy en día. No podemos quedar callados. Como cristianos tenemos la MISIÓN de compartir con los demás las verdades y las virtudes del Evangelio.
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." (San Mateo 5:16)

Qué bueno cuando hablamos un montón de palabras bonitas y todos aplauden... pero no fue eso lo que ordenó Jesús. Porque además de nuestra LUZ Jesús menciona nuestras OBRAS. La clave está en nuestro TESTIMONIO. Hablar y hacer. Predicar y vivir lo que predicamos.
Jesús espera que sus discípulos den un buen testimonio de su Reino... a tal punto que cuando las personas vean lo que hacen, "glorifiquen a Dios, el Padre, que está en el cielo". Así que existe un altísimo grado de responsabilidad delante de Jesús y de nuestro Padre Celestial en cuanto a nuestro testimonio como cristianos. Ellos quieren y esperan que tú y yo nos portemos bien, de tal manera que otros den "gloria a Dios" por eso. Eso es alumbrar como Dios manda.
"Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis."
(San Juan 13:15)

Es comprobado que los alumnos NUNCA hacen lo que el maestro NO hace. El alumno espera ver el ejemplo y los resultados en aquél que les está diciendo todo el tiempo cómo hacer las cosas. Ellos quieren estar seguros que es verdad, que es bueno y que funciona.

Eso ocurre en TODAS las personas en cualquier edad, nivel o situación. Este concepto se aplica en todos los métodos de enseñanza, es un "mecanismo" de la naturaleza humana. Se ve en los padres con sus hijos, en los maestros de institutos con sus alumnos, en los jefes de las empresas con sus subordinados, en los líderes de gobierno con su pueblo, en los médicos con sus pacientes, etc.
La enseñanza va más allá de la lección hablada o escrita. Hay que dar ejemplo. Hay que demostrar que lo que se está transmitiendo es realmente así, y conviene hacerlo.
Jesús enseñó de palabra y de hecho. Todo lo hizo con experiencias reales. Las personas vieron y experimentaron, creyeron y glorificaron a Dios. El REFLEJO de nuestra Luz y el RESULTADO de nuestras buenas obras, se pondrán en evidencia cuando las personas que nos rodean "vean... y glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos."
Amén.

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