lunes, 5 de mayo de 2014

¡SE TERMINA MI PACIENCIA!



¡Que mucho se oye eso!
La paciencia no es una característica muy cultivada en nuestra cultura. Somos impacientes hasta con la paciencia. Queremos acciones y repuestas ahora mismo. Queremos cambiar nuestra vida “Ya”. Queremos éxito y fama, “ahora”. No nos damos cuenta de que si queremos verdadera acción, repuestas correctas y cambios permanentes, por lo general debemos esperar.

Tanto el análisis cuidadoso como la reflexión precavida y la deliberación tranquila llevan tiempo. Esto es particularmente cierto en las relaciones y el amor. Queremos el amante perfecto en la relación ideal y lo queremos ahora. Si la relación esperada no se da instantáneamente, buscamos la salida sin tener en cuenta el tiempo, la resistencia y la estabilidad que son tan importantes para el proceso.

La paciencia implica la voluntad de soportar el sufrimiento y la tardanza, perseverar a pesar de las dificultades. La recompensa será un fortalecimiento en las relaciones y una paciencia reciproca. La paciencia es la cualidad básica para lograr el éxito en todo lo que se emprende, tener buenas relaciones y sobre todo lograr el amor de toda la vida.

“Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.” 1 Timoteo 6:11

“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. “Romanos 5:3-5


AMEN

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