¡Que mucho se oye eso!
La paciencia no es una característica muy cultivada en nuestra cultura. Somos impacientes hasta con la paciencia. Queremos acciones y repuestas ahora mismo. Queremos cambiar nuestra vida “Ya”. Queremos éxito y fama, “ahora”. No nos damos cuenta de que si queremos verdadera acción, repuestas correctas y cambios permanentes, por lo general debemos esperar.
Tanto el análisis cuidadoso como la reflexión precavida y la deliberación tranquila llevan tiempo. Esto es particularmente cierto en las relaciones y el amor. Queremos el amante perfecto en la relación ideal y lo queremos ahora. Si la relación esperada no se da instantáneamente, buscamos la salida sin tener en cuenta el tiempo, la resistencia y la estabilidad que son tan importantes para el proceso.
La paciencia implica la voluntad de soportar el sufrimiento y la tardanza, perseverar a pesar de las dificultades. La recompensa será un fortalecimiento en las relaciones y una paciencia reciproca. La paciencia es la cualidad básica para lograr el éxito en todo lo que se emprende, tener buenas relaciones y sobre todo lograr el amor de toda la vida.
“Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.” 1 Timoteo 6:11
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. “Romanos 5:3-5
AMEN
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