Parece como una ventolera de arena en un desierto, se esparce por todas partes. Para hoy, un grupo de cristianos profetizaron la venida de Cristo, hace poco lo hizo otro pastor, unos discuten que ya viene mientras otros niegan que vaya a venir.
Ante tanta polémica, yo me reafirmo más en lo que ya pensaba hace años: si sabemos por los profetas y la Biblia que Cristo vendrá como ladrón en la noche, cuando menos lo pensemos... ¿Por qué tanta preocupación por el tema de fechas? ¿Acaso no sabemos que millones de personas que han podido estar hablando de este tema hoy, mañana ya no existirán? Puede ser por un accidente, muerte súbita y ya llegó el arrebatamiento. Su cuerpo en tierra, pero su alma y su espíritu donde Dios quiera enviarles.
Qué agobio tan inútil. ¿No deberíamos mejor buscar la forma de estar ya mismo, hoy, muy bien preparados, limpios con nuestras cuentas bien claras para recibirle? Hay cosas de las que se pueden dudar, pero de esta jamás: ¡Nos vamos! Cada uno cuando Dios disponga.
Hay personas que talvez no sepan leer, otras no entienden por la edad cosas muy profundas de la Biblia, pero siempre Dios nos pone a alguien con sabiduría, si le pedimos, que nos pueda aclarar o enseñar.
Pero eso es un complemento, todos lo sabemos, lo que Jesucristo espera de nosotros cuando nos llame, sea esta noche, mañana o dentro de un tiempo: un corazón arrepentido, que ame a Dios sobre todo y al prójimo. Suena repetitivo, ¡sí! pero encierra todo y es lo único que importa.
Las exhortaciones, las luchas, los estudios, lo demás serán cosas buenas para no extraviarte y para mantenerte firme en el camino a Dios. Lo único realmente importante es ponerte la mano en el pecho este día, mañana, tarde o noche y poder decir y sentir verdaderamente: si viene hoy, estoy tranquilo, tengo hecho los deberes como discípulo de Cristo, aunque sólo merezca que me apruebe con una nota mínima, pero estoy seguro que paso el examen.
Cada día vivir con esta convicción, no es fácil para muchos, pero tenemos la Fe. ¿Por qué no hacerlo de verdad? Aparcar todos los problemas de la vida cada noche con una alabanza, silencio o lo que más pueda sensibilizarnos, abrir nuestro corazón y en comunión con el Padre y en el nombre de Jesús poder decir: Muchas veces te he dicho, ¡Heme aquí, úsame Señor! Hoy puedo decirte ¡Heme aquí, Señor, puedes llevarme cuando quieras, estoy dispuesto y preparado, Padre mío! Amén.
No hay que intentarlo, hay que conseguirlo. Sino, ¿para qué seguir siendo cristianos? ¿Para que nos coja despistados el día menos pensado? ¿Pensando que vendrá más adelante, y mientras cargados de ataduras y cosas, pensando que ya queda tiempo?... Cuando en verdad, el arrebatamiento puede ser mucho más pronto de lo que uno espera, pero solito, no con todo el Cuerpo de Cristo, y seguramente de forma inesperada.
Bendiciones
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