martes, 29 de abril de 2014

NO PIERDAS TU SABOR, MANTEN TU FRESCURA ESPIRITUAL




Mateo 5:13
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.


Un día un hombre de negocios dueño de varios restaurantes en Los Ángeles, California, se fue de vacaciones a la costa Este del país a gozar del Océano Atlántico. Estando allá fue a comer a un restaurante y le recomendaron ordenar un pescado único del mar atlántico, el cual le gusto mucho, su sabor era exquisito.

Él dejó saber a los dueños del restaurante su interés de llevarlo a la Costa Oeste y venderlo en su cadena de restaurantes. Hace los arreglos convenientes con unos pescadores y por avión en peceras, el pez fue enviado a su destino.

El restaurantero, con entusiasmo lo introduce a su menú y su cadena restaurantera, pero hubo un problema, el pescado no supo igual, su sabor había cambiado.

Después de varios intentos de venderlo fracasó, lo que hizo detener el envió y cancelar por definitivo la compra del pescado. Las personas que enviaban el pez con inquietud y asombro cuestionaron la decisión y preguntaron cuál era el motivo de la cancelación.

El restaurantero les comentó que el pez no tenía el mismo sabor exquisito como en la costa este del país y que llegaba a la costa oeste medio muerto en las peceras.

Oyendo esto los pescadores, el capitán del barco con años de experiencia dijo…”yo tengo la solución”… todos preguntaron”… ¿cuál es?… El capitán dijo: fácil…Echen en su pecera a su peor pez enemigo junto con él, para que lo mantenga activo, nadando, vivito durante todo el vuelo.

Dijo el capitán del barco: El pez tratará de escapar de ser devorado por su rival… la adrenalina le mantendrá vivo y fresco, y su sabor será el mismo de siempre.

(Autor desconocido)


En muchas ocasiones es necesario que nuestro Maestro y Señor Jesucristo haga lo mismo con nosotros, permitiendo en nuestras peceras de la vida, la presencia de nuestros enemigos, sean personas físicas o espirituales, sean adversidades o circunstancias que nos causan desaliento, desanimo, tristezas, en fin, aquellas situaciones de la vida en las que "perdemos sabor".

Esto provoca que nos veamos obligados o forzados a buscar más la ayuda y la presencia de Dios, estar en mayor comunión con él para saber qué sucede, por qué sucede, qué debemos hacer, necesitamos guía espiritual, fortaleza, seguridad y consolación.

En el peregrinar por esta vida, debemos cada día tratar de mantener nuestra "frescura" como personas, como profesionales, como familia, pero principalmente como cristianos, siempre orando, ayunando, alabando, predicando y escuchando la Palabra de Dios.

Cuando las circunstancias se ponen difíciles o cuando el dolor golpea la puerta, no es momento de flaquear, no es momento de perder de vista nuestras convicciones y propósitos, no es momento de dudar... es momento de sobreponerse a la desesperación, de superarse uno mismo, de pasar por alto la debilidad y estar seguros que en esos momentos Dios mismo está provocando esas cosas para hacer de nosotros cristianos verdaderos, sazonados con sal, con sabor a Dios.

2 Corintios 4:17
Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.

BENDICIONES

No hay comentarios.:

Publicar un comentario