Testimonio | |
El Padre de la fe, Abraham les dice a sus siervos: Quédense aquí, yo y el muchacho subiremos al monte, adoraremos y volveremos… Dios le tomó la palabra. 9 de abril 1995 Yo tenía a mi padre entre mis brazos viéndolo respirar con dificultad, todo el lugar olía a quemado, habían rasguños en mis manos, solamente era un muchacho de 15 años tratando de reaccionar ante lo que pasaba ante mis ojos. Mi papá había recibido una descarga eléctrica de alto voltaje, y el único presente era yo. En ese entonces, mi papá era el pastor de la iglesia, una iglesia que ellos habían construido muchos años atrás en la colonia donde se habían ido a vivir en la ciudad de San Pedro Sula. Mis hermanos y yo servíamos en la música, éramos unos cipotes (niños en Honduras) con más ganas que talento, pero eso si, como disfrutábamos “tocar” para el Señor. Aún recuerdo como mi hermanito, el menor era experto para poner las filminas de los cantos, él se sabía todas las vueltas de las canciones, sus manitas no le ajustaban aun para tocar el piano, pero tocábamos con una sonrisa de sandía partida. Esa tarde, en la conmoción de la escena, mi abuelita nos dijo: ¡pónganse a adorar a Dios! ¿Queeeeee? ¿Adorar? Perdone, ¿pero acaso no ve que a mi papá le están haciendo el proceso de resucitación? Eso era lo último que se me hubiera ocurrido en ese momento, ¿adorar? No era tiempo de adorar, de llorar si, interceder, guerrear, pedir un milagro, pero ¿adorar? No, no estaba programado para eso, pero a pesar de eso, me arrodille y comencé a “adorar” al Señor, como nunca antes lo había hecho en mi vida… Mi corazón… Aún tenía en mi mente su mirada tratando de respirar… Entona la canción aquí estoy Señor… Cuán grande es Él, No pude más, simplemente me quebré… Nunca había cantado tan feo en mi vida, no podía terminar las palabras, la afinación era espantosa, pero nunca lo había hecho con tal desesperación, entrega, todo lo demás fue literalmente inentendible, nunca había hecho esto, era más fácil tocar la batería cuando todo estaba bien, cuando íbamos a campañas y evangelizábamos durante el día y en la noche era “la gran campaña de unción y poder” todo era más fácil cuando mi papi levantaba las manos y decía: ohhhh Gloria!!!! ¿Como adorar en momentos así? No me habían programado para esto, no podía más, lloraba más de lo que cantaba, pero creía que adorar se resumía a cantar, y ese día, de rodillas, pude experimentar que Su Presencia es lo más grande, lo más hermoso, el tesoro más preciado, ni carros, casas, dinero, joyas, fama, ni salud, ni siquiera la vida, (¡allí entendí que Tu misericordia, es mejor que la vida!) nada se compara; tener la oportunidad de adorarle no era cualquier cosa, no es algo superficial, tenía la oportunidad de mi vida, adorarle en verdad, todo mi ser, mi espíritu, alma y cuerpo Adorar a Dios te costará renunciar a lo que más amas, te costará la vida… A Abraham le costó tener que ofrendar a su único hijo Y es que a Dios no le interesan los 2dos ni 3eros lugares, solamente cautivarás Su atención si estás dispuesto a morir a tu voluntad, a la lógica, a tus pensamientos, a tu comodidad, a tu autosuficiencia, solo cuando en el altar de tu ofrenda no hayan rastros de ti, es que podrá ser Él en tu lugar La mayoría de nosotros nos hemos pasado la vida contristando al Espíritu Santo y esperamos que por arte de magia, ahora que nosotros si mostramos un poco de interés, Él venga corriendo, se siente, nos escuche todos nuestros problemas, nos haga terapia, tome nota de nuestras necesidades y alguna que otra exigencia o injusticia que estamos pasando, perdona, con todo el respeto que te mereces, pero ¿quien te crees que eres? Abraham e Isaac bajaron del monte con una sonrisa, y nosotros esa misma semana que enterramos a nuestro Padre, inexplicablemente estábamos motivando a las personas a alabar y adorar a Dios con júbilo en otra “campaña de salvación.” Personas que él invitó en vida a acercarse a Cristo y rechazaron el mensaje, al enterarse de la noticia, llegaron corriendo con lágrimas en sus ojos diciendo: ¡que alguien ore por mí! Necesito entregar mi vida a Jesús!! De algo si estoy seguro, Abraham al igual que su servidor, no volvió a adorar de la misma manera que antes, aprendimos a valorar Su Presencia… porque adorar a Dios no es barato, Él quiere ser el Primero en tu corazón Te invito a que experimentes el privilegio de adorarle, ¡te aseguro que no te arrepentirás! (por Pastor Carlos Obed Martínez) BENDICIONES |
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