En la vida vemos cómo grandes hombres han corrido la carrera de la vida y pese a llevar golpes que les han marcado, no han desistido y han logrado el dejar forjado un camino para otros, cumpliendo con lo que se les encomendó. Solemos admirar e inclusive decir y desear ser como aquellos que han conquistado proezas y hazañas sin igual; sin embargo en innumerables ocasiones creemos no tener las aptitudes, cualidades y mucho menos vemos las oportunidades para conquistar, y estamos en el camino queriendo que alguien nos descubra como un buen talento y nos diga qué hacer para servir a Dios. Dios a través de Su Palabra nos habla que en nuestra vida debemos correr una carrera; misma que no es para unos pocos, es para TODOS; hubo uno que corrió antes que nosotros. Veamos el siguiente versículo: "Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios"(Hebreos 12:1,2 -NVI) Ahora bien, veamos que el versículo es claro, entre muchas cosas nos habla de testimonio, y nos marca el inicio de la carrera por medio del testimonio de uno más grande que cualquier hombre que pueda haber sobre la faz de la tierra: ¡Jesús! Al leer este versículo, Dios trajo a mi mente la carrera de relevos; este es un deporte en el que se forman grupos, y cada uno compite en carreras de recorrido corto y por turnos, no todos corren juntos; porque a cada uno se le encomienda en su turno llevar una varita y entregarla al siguiente corredor; es interesante saber que esa varita se llama TESTIMONIO o ESTAFETA, misma que debe ser pintada de un color fuerte y tener unas medidas determinadas para que los espectadores de la carrera y los demás: competidores y entrenadores puedan verla y observar qué hace el competidor. Así es nuestra vida, a cada uno de nosotros se nos ha encomendado correr dentro de esta carrera, no en forma individual sino se nos ha llamado a ser parte de un grupo, es decir miembros del cuerpo de Cristo; y en esa carrera llevamos una estafeta que son los actos que a la luz son observados y juzgados por Dios y quienes están a nuestro alrededor; por ello es importante el buen testimonio que damos ante los demás, y saber que esa es nuestra estafeta… nuestra manera de vivir. El versículo indica que fijemos la mirada en Jesús, quien es el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, somos testigos de que Cristo inició esta carrera y dejó entregada la estafeta en manos de sus Apóstoles, a quienes mostró un testimonio íntegro por medio del cual fuimos justificados y hoy somos salvos; El ya corrió la carrera de la vida en este mundo e hizo lo que le mandó nuestro Padre; de generación en generación se ha ido pasando el testimonio, y hoy nos toca a nosotros hacerlo, por eso nos ha establecido en el Evangelio Mateo 28:19-20 LA GRAN COMISION: Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Amén. Es a usted y a mí a quienes toca llevar hoy la estafeta, al final de esta vuelta alguien más está esperando ansioso de recibir la varita y proseguir con la carrera de la fe. Las oportunidades que Dios nos da son únicas; se dice que en las carreras de relevos un competidor no puede hacer dos veces la misma carrera… Dios nos ha hecho seres únicos y especiales, ánimo y adelante. BENDICIONES |
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