Nos preguntamos en ocasiones: ¿Qué pasa, esto no es lo que yo esperaba? ¿Por qué no me resulto esto? ¿Por qué no logro nada como deseo?
Es porque no entendemos aun, lo que significa darle el control de nuestra vida a Cristo. Decimos creer en El, decimos que le servimos, pero no le hemos entregado el control absoluto de nuestras vidas.
Cristo simplemente fue invitado a entrar a nuestro hogar (corazón) como un huésped, un invitado, pero nada más, como un invitado simplemente él no tiene la autoridad sobre los asuntos de nuestra casa.
Esta simplemente sentado en un rincón de la primera habitación, pero no tiene acceso a ningún otro lugar en la casa. Tenemos tantas habitaciones cerradas herméticamente, en las cuales, Jesús aùn no tiene la llave para abrir y poder entrar a ellas. El es soberano, pero lo establecido por el Padre lo respeta, y el Padre estableció que tu tendrías un libre albedrio, que el mismo no viola a no ser que tu se lo permitas.
El amor y tu relacionarte con Dios Padre tienen que ser voluntario. Hasta que no permitas que Jesús tenga las llaves que le den acceso a todas las aéreas de tu vida, no puede decir que El es Señor en tu vida. No puedes esperar que El tome el control y guie tu vida y tus asuntos.
Entrégale las llaves de tu corazón a Cristo, hazlo dueño y Señor, de tu casa, no tan solo el invitado.
BENDICIONES
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