A veces, todos hemos considerado la cuestión del perdón y pensado: Es más fácil decir que hacer. Otras veces hemos pensado: Pero usted no sabe lo que me hicieron. Me hirieron muy profundamente.
Algunas veces el perdón viene fácil y en otras demora semanas sentir que hemos perdonado por completo a alguien. Pero el Señor nunca nos permite usar el tiempo, la ofensa, ni la dificultad para evitar perdonar a alguien. Dios nos llama a mantener nuestros corazones libres y limpios ante Él.
Nuestra verdadera responsabilidad es entre Él y nosotros; y de aquí brota nuestra responsabilidad hacia otros. De este modo, el perdón llega a ser un acto de fe. Perdonamos debido a que hemos sido perdonados y a que creemos que mediante el perdón a la larga vendrá la libertad, para mantener relaciones, debemos darnos cuenta de que nunca tenemos el derecho de privarle a otro del perdón.
Nuestro Padre celestial jamás lo hace y llama a sus hijos a que crezcan continuamente llegando a ser como Él.
BENDICIONES